¿Qué pasa con TikTok?

Estos últimos días algunos medios se han hecho eco de la intención de Trump de prohibir TikTok, pero no han ido al fondo de la cuestión.

Primero quería hacer un inciso; TikTok es, en términos muy generales, una red social, una plataforma donde los usuarios crean y comparten vídeos cortos. Se ha convertido en un gigante mundial que ya ha absorbido a otras plataformas menos exitosas y se ha erigido como una de las redes más descargadas y utilizadas en muchos lugares, incluido EEUU. Son más de 80 millones de usuarios al fin y al cabo.

Llevamos ya una temporada en la que hay un tira y afloja bastante tenso entre Trump y China. Hace nada asistíamos al cierre de las embajadas entre amenazas de ambos países. Las razones tienen que ver con preocupaciones sobre espionaje y seguridad nacional y es esa misma preocupación la que ha llevado a que Trump, al menos aparentemente, considere prohibir completamente el uso de TikTok. De hecho ya ha dado la orden para cualquier dispositivo oficial o militar.

Este argumento esgrimido por el presidente de los EEUU tiene lógica. China es perfectamente capaz de ello. Tampoco es una idea que ha aparecido de la nada. India ya prohibió hace un tiempo TikTok por las mismas razones que Trump ha dado y Japón está preparándose también para proceder a hacer exactamente lo mismo. Cuando el río suena, agua lleva se dice.

Que las tensiones hayan empezado a hacerse notar más recientemente es consecuencia de la debacle del COVID. China es el origen del virus y su falta de transparencia ya fuera por los mismos motivos que la comunista Rusia en el caso Chernobyl o por otros aún más insidiosos, ha ayudado a su propagación meteórica. El coronavirus ha causado estragos que han mermado en todo el mundo vidas y economía, menos en la zona 0, donde el número de muertes es una mentira barata y donde lo único que realmente les importa, la economía, lejos de sufrir un bache ha subido, poniéndose en una situación no solo comparativamente mejor a la de otros países, sino mejor que la suya propia antes de esta situación.

La única defensa de la compañía, más allá de las amenazas vanas al presidente o de los mensajes de resistencia que plagaron las redes sociales, es la alegación de que en ningún caso China recibe datos de los recopilados por la plataforma.

Los argumentos son bastante débiles. TikTok fue creada en 2016 por una compañía china llamada ByteDance Ltd cuyo dueño es Zhang Yiming. Se llamó en sus inicios Doujin y se lanzó internacionalmente un año más tarde. Eso significa que la compañía está sometida a las leyes y regulaciones de China; aunque tenga sucursales en otros países que sigan las normas específicas de cada lugar, el núcleo, la cabeza de la bestia, por así decirlo, está en China.

Pero, ¿hasta qué punto es esa la verdadera razón que ha llevado a Trump a tomar esta decisión?

Yo estoy firmemente convencida de que es un caso de varios pájaros de un tiro.

La certeza plena es imposible sin evidencia en la mano, evidencia que obviamente nunca alcanzaremos a tener nosotros. Que las aplicaciones guardan información privada de los usuarios es verdad, que se almacena en servidores también es cierto. Pero, ¿podemos realmente saber algo más con seguridad?

Los hechos incontestables son estos: China es una dictadura comunista con una mano muy larga, que ejecuta a sangre fría a cualquiera de sus habitantes que se atreva a ser incluso levemente crítico con el sistema, donde el valor de una persona es contabilizado por un sistema de puntos que llaman crédito social, donde se originó el COVID por causas sin aclarar, que ha mentido desde el comienzo del problema y que es el único país cuyo mercado financiero se ha visto fortalecido por una pandemia que está dejando al resto del mundo destrozado.

Trump ha realizado una maniobra que puede serle útil en varios frentes. Primero, la polémica puede ayudarle en las elecciones; segundo, evitar posibles problemas de cara al espionaje de China; por último, quitarle a ese país el monstruo que es esta plataforma que ha llevado a la empresa que lo desarrolló a valer alrededor de unos 100 billones de dólares, forzándola a vender para no perder dinero.

EEUU tiene miles de millones de usuarios, si se prohíbe su uso de golpe y porrazo, perderán gran parte de la clientela, así que cuando la única alternativa antes de perder un porcentaje mayoritario de beneficios es vender…

Para dejar la situación del todo clara, se lanza la idea ante las cámaras y se palpa el pulso de la ciudadanía, se confirma la resolución. Los dueños de la plataforma intentan mover ficha sin éxito y, cuando todo parece perdido, una compañía americana se presenta cautelosamente, sugiriendo una solución alternativa. El mundo se mantiene en vilo y, tras unas “arduas negociaciones”, que se ven como la única salvación de la red y con todo el odio dirigido hacia Trump, esta empresa, Microsoft se seca el sudor de la frente y cuenta las buenas noticias: tenemos 45 días para comprarla. Los americanos caen agradecidos por la salvación de la aplicación, a pesar de las maniobras del malvado Trump, y los chinos deben vender y quedar como agradecidos aun siendo los perdedores manifiestos.

Buena estrategia, me gusta. Cuanto más soltemos las garras de la China comunista de la sociedad civilizada, mejor. Pero no nos engañemos, aquí nadie se mueve por altruismo.

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