Bienvenidos a la zona autónoma en la pintoresca ciudad de Seattle.
Población: extremistas radicales. Policía: Inexistente. Resultado: Gotham City pero sin policía, sin Batman y con unos chalados enaltecidos por su arrogancia y su pretendida superioridad moral.
Pero no temáis, las fuerzas del orden por fin han limpiado la zona de indeseables, así que es momento de profundizar un poco en esta rocambolesca situación.
Hay que empezar por el principio. Una de las muchas manifestaciones convocadas en EEUU fue a más cuando los manifestantes rodearon el recinto policial y empezaron a levantar barricadas alrededor, cortando la zona al exterior y creando, a todos los efectos, un gueto “libre de policías”.
Los residentes de la zona tenían que enseñar su identificación para demostrar que vivían allí, según las palabras de la subdirectora de la policía Deanna Nollete.
Añadieron un campamento, una milicia armada y un odio visceral por la policía y la gente que quiere vivir en paz.
El 12 de junio, tras masivas reyertas, la policía fue obligada a abandonar el recinto por la Alcaldesa Jenny Durkan, supuestamente para desescalar tensiones, y a partir de ahí, sin policía a la que atacar y sin ningún tipo de orden y concierto, todo se fue directamente al infierno.
En todo vacío de poder creado por una utopía anarquista se alza un líder y, en este caso, tenemos a Raz Simone, local de Seattle y rapero de SoundCloud, autoproclamado como el relevo, qué digo, el reemplazo de la autoridad local. No lo digo yo, sus palabras exactas son “Somos la policía”, unos minutos antes de presuntamente golpear a un disidente, vaya, uno de los suyos pero menos extremista. ¿La respuesta al vídeo utilizado como prueba? Un mensaje que reza así: “Esto en realidad fue maravillosamente, nos abrazamos y hablé con su padre. Ahora su padre quiere que sea su mentor. Fue un gran diálogo negro y hombres disculpándose mutuamente, abandonando el orgullo. Todos nos abrazamos, lloramos y fue hermoso.”
Llamó a su pequeño ejército “the CHAZ People’s Police Force” (CPPF), para luego cambiarle el nombre cuando a la comunidad no le gustó. Al final pasó a denominarse CHAZ People’s Protection Force o, lo que es lo mismo, Fuerza de Protección de la Gente de Chaz (CPPF).
Maravilloso reemplazo además, con tan solo un 525% de aumento de crímenes. Realmente impresionante.
Veinticuatro días duró todo. Por el camino, los orgullosos activistas antifascistas, anticapitalistas y pro Black Lives Matter han dejado muertos y heridos. Veintidós incidentes a los que hay que añadir dos homicidios, seis robos, dieciséis asaltos con agravantes y dos tiroteos sin víctimas. También han pintado bonitos murales hablando del amor y la tolerancia. Muy artístico.
Aquí hizo un gran trabajo la hipocresía de los medios. Los que se han metido tan a la izquierda que han descarrilado, enseñaban hermosas fotos de flores y carteles; ni un solo acto violento o destrozo más allá de las barricadas y grafitis. Cualquiera que solo se informe así pensaría que esto era una reunión pacífica llena de santos inocentes. Sutil, como puede verse en las imágenes.
Pero en Seattle, ciudad sin ley, las cosas distaban mucho de ser pacíficas.
Uno de los dos incidentes saldados con muertos es especialmente tétrico: un coche intenta cruzar a la zona Chaz y los soldados del nuevo régimen tirotean el vehículo. En su interior hay un niño de catorce años y otro de dieciséis. Este último, lamentablemente, no sobrevive. La justicia deberá pronunciarse.
La otra víctima de un tiroteo es un varón de diecinueve años. Ambos fallecidos eran negros. Como las muertes de minorías solo son importantes cuando a la izquierda le interesa, no han querido darle difusión; las vidas de la gente solo tienen valor si pueden servir a la causa. No había policía, la zona era territorio suyo e incluso hay vídeos mostrando lo que ocurrió, así que ¿a quién pueden culpar ahora?
Hoy no voy a diseccionar estos terribles casos, que darían para un artículo en solitario.
Una de las cosas a considerar son las demandas de estos secuestradores de ciudades, que fueron varias y a cada cuál más increíblemente soberbia y estúpida, como la abolición del departamento de policía y el sistema de justicia entre otras.
Varios puntos merecen especial atención, pero uno de mis favoritos es el que obliga a la “gente de Seattle” a buscar negocios con dueños negros y comprar allí, o el de reemplazar el sistema de justicia con programas sociales en vez de prisión. Buenísima idea, sacad ahora mismo a Jack el Destripador, que después de ser sermoneado seguro que no mata a nadie.
Tras las catastróficas semanas y solo 48 horas después del último tiroteo, por fin se permitió que las fuerzas policiales entraran a poner paz.
Resumiendo: Grupo de radicales que vociferan mensajes y consignas que son opuestas a lo que realmente les define, alentados por la paralización de las fuerzas policiales y el aliento de medios de comunicación y políticos “progresistas”, se hace con las calles por la fuerza, convierte parte de una ciudad en un gueto, arma a ciudadanos cuyo único mérito es creer fielmente como ovejas en sus ideales, veta cámaras, señala a disidentes, destroza, vandaliza y mata, es incapaz de poner ni el más mínimo orden en una situación que se descontrola hasta tal punto que la policía que demonizan tiene que ir a salvarles.
Estos seres humanos deplorables, soberbios y anulados por su propios prejuicios, son incapaces de ver que el monstruo son ellos mismos.
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