Biden SA: un lucrativo negocio familiar

Un viejo refrán reza aquello de que «unos tienen la buena estrella y otros siempre se estrellarán». Nadie niega que el éxito se basa en parte en la suerte pero para que haya suerte, han de existir otras cosas como: trabajo, sacrificio, constancia o estudio. Eso sí, si se prefiere tomar un atajo basta con que luzcas un determinado apellido.

En estos días han saltado jugosísimos titulares a propósito de la familia Biden, suerte tendrá quien haya podido leerlos a pesar de la censura que han practicado las redes sociales, pero para quienes seguimos a los candidatos desde hace tiempo no ha supuesto ninguna sorpresa. Que el círculo íntimo del candidato demócrata es un sospechoso núcleo de corruptelas es algo que no tiene discusión y para explicar lo último que ha pasado vamos a retrotraernos al pasado, concretamente a la década de los años 70.

En 1973 Joe Biden consiguió un asiento en el Senado de Estados Unidos y entró a formar parte del Comité de Banca. Al poco tiempo su hermano pequeño James, que regentaba un Night Club, consiguió una serie de préstamos bancarios con condiciones inusualmente ventajosas y, tras el impago de los mismos, el propio Joe tuvo que telefonear a dos de las entidades para amenazarles. 

Después entraríamos ya en la década de los 90. En esta ocasión el pequeño «Jimmy» había creado una sociedad con su mujer Sara para defender los intereses legales de unos tabaqueros de Mississippi en Washington, a las faldas de Biden, quien hacía un tiempo que había dejado el Comité de Banca y había entrado en el Comité Judicial. La cuestión era que Dickie Scruggs, un abogado afamado y millonario donante de los demócratas, creyó oportuno fichar a James como representante ya que Joe Biden era uno de los que tenía que votar una medida en beneficio de la Big Tobacco, clienta de Scruggs.

Aquello no salió pero James siguió trabajando con Scruggs y los tabaqueros, y buscaron crear una gran oficina de influencias, sueño que se vio frustrado cuando fueron detenidos Scruggs y sus socios por sobornar a jueces. Una lástima, Joe Biden se vio obligado a devolver el dinero que los criminales le habían donado para su campaña de 2008.

El cambio de milenio trajo a un nuevo actor, el pequeño Hunter, hijo de Joe. Estuvo trabajando como consultor en un banco de Delaware llamado MBNA, entidad que se aprovecharía de la reforma del Capítulo 7 sobre bancarrota que fue impulsado con especial ahínco por Biden padre. Hunter saldría de los temas legales y junto con su tío James compraría una gestora de inversiones llamada Paradigm, esto fue en 2006, y se extendió hasta que en 2009 quebraron dos de sus compañeros de viaje: Allen Stanford y Ponta Negra, ambos por fraude millonario. Coincide por cierto con el ascenso de Joe Biden a la Vicepresidencia.

Con papá Biden en la Casa Blanca todo fue más sencillo todavía. James se unió a Hillstone International en 2010 y (oh, casualidad) la empresa recibió al año siguiente 1.500 millones de dólares por construir una serie de edificios en Irak. Por lo que respecta a Hunter, éste acompañó a su padre a China dentro de una misión comercial y fraguó un encuentro con Jonathan Li, de Bohai Capital, con quien realizaba lucrativos negocios inmobiliarios. También apareció en la historia Burnham Financial Group, otra empresa con la que Hunter realizó turbios negocios con oligarcas chinos y de Azerbayan entre otros, aunque al tiempo el director de Burnham era arrestado por un fraude de 60 millones de dólares.

Pero no sólo Hunter y James eran capaces de vivir del Joe Biden. Su yerno, Howard Kerin, logró «milagrosamente» que su empresa de salud recién constituida fuere recibida a las pocas semanas por Obama y Biden en el Despacho Oval, al día siguiente estaba siendo presentada como una empresa con la que asociarse en las más altas esferas de la industria sanitaria.

Tampoco nos olvidamos del otro hermano de Joe, Frank Biden, que rentabilizó al máximo el hecho de que el ex-vicepresidente fuere nombrado hombre clave en Latinoamérica y Caribe, firmando suculentos contratos con aquellos países en donde Obama soltaba dinero como ocurrió con la instalación solar de Clarendon en Jamaica. ¿Y la hermana de Biden, Valerie? Más modesta, 18 años cobrando por hacerle las campañas a Joe, tenemos referencia de que sólo en 2008 su consultoría de comunicación política se embolsó 2,5 millones de dólares.

Así llegamos hasta hoy. Lo último que se ha estado investigando es la relación entre la gasística Burisma y Hunter Biden, pues el segundo ha estado cobrando 50.000 dólares mensuales en calidad de asesor de la primera (Hunter no sabe nada del sector gas) coincidiendo con que su padre presionó con no entregar ayudas a Ucrania si antes no se cobraban la cabeza de un fiscal, Viktor Shokin, que iba detrás del presidente de Burisma Mykola Zlochevsky.

Pese a que Joe y Hunter han estado meses diciendo que todo eso era mentira, resulta que el New York Post se hizo con la copia del disco duro del portátil que Hunter dejó olvidado en una tienda de ordenadores. Han trascendido así fragmentos de correos electrónicos, fotos bajo los efectos de las drogas e incluso un video de contenido sexual. Los medios afines al partido demócrata, que son casi todos, han tratado de deslegitimar la información y las redes sociales han llegado a bloquear incluso el Twitter de la portavoz de la Casa Blanca por hacerse eco de la noticia. TIC-TAC sr. Biden…

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*