Es curioso el efecto que tiene sobre mí las cosas que pasan actualmente en España. Todo lo que, si lo pienso y medito, me haría huir sin mirar atrás, es lo que me atrae sin remedio, algo así como comer pisto para cenar, que sé que me va a sentar ‘reguleras’, pero me encanta.
Esta semana tenemos el fenómeno Simón, sí hombre, el surfero en proyecto. Hace 6 meses no teníamos ni idea de quién era (qué felicidad) y hoy es prácticamente el cuñado coñazo que viene todos los sábados a comer a casa. Resulta que, en un programa de YouTube al menda, (adorado por todos los medios y tertulianos) no se le ocurrió otra cosa en plena época del feminismo power, que hacer un chascarrillo sobre mujeres enfermeras, que eso a día de hoy en España, viene a ser como cagarla a la décima potencia.
El «técnico», «experto», «sabio» y que ahora también es ‘influencer’, el que nos alentó en su día a acudir a la manifestación feminista, cuando bien sabía lo que había desde el mes de enero, el mismo que aseguró que «solo habrá un caso o dos diagnosticados» y el del “no hacen falta mascarillas porque eso es de egoístas”, el hombre que por su mala gestión, de manera indirecta muchos de los autónomos y los hosteleros se veían abocados a cerrar sus negocios mientras se fue a surfear a Portugal y sin mascarilla.
Esa misma persona es por la que el progresismo bebía los vientos y por la que se han dedicado a elaborar camisetas con su cara o a tatuarse su imagen cerca del corazón. Pues a Simón, no se le ha ocurrido otra cosa, que contar un chiste de enfermeras, y el colectivo feminista se ha subido por las paredes, porque una cosa es la ruina y la muerte por su mal hacer y otra muy distinta que alguien se sienta ofendido y mucho menos si ese alguien es una enfermera. Un comentario super ofensivo para un colectivo el cual nos quieren hacer ver que hay que tratarlas de igual modo que a las vacas en la india, sagradas e intocables.
¿Ha pedido perdón por su nefasta gestión? No, todo bien, nada que objetar, Simón es nuestro pastor y nada nos falta… pero lo del chiste, ¡Ni pensarlo! Me sales ahí en escena y pides perdón flagelo en mano, jurando por el niño Jesús que no pasará más, que ha sido «un error», no como cuando alguien de derechas hace una broma, que ahí de error nada, eso es pura maldad y machismo del bueno.
Nuestra Ministra de Igualdad, se pasó día y medio sin decir ni mu, y yo creo que es porque estaba recuperándose de la refriega de corrala que tuvo en Twitter con su camarada de Cádiz, que eso también da para un culebrón venezolano, pero luego ya, nada más que nuestro hombre del futuro ‘deconstruido’ pidiese perdón, ahí apareció Irene, nuestro faro feminista, para absolverlo de su mal, y todos respiramos tranquilos.
¿Cómo irme? No puedo, ni quiero, esto es un carrusel del humor, me atraen como un imán, son mi sálvame particular y como tal me los tomo. Creo que nos vamos a ir por el sumidero, pero carajo, ¡qué nos iremos entretenidos! porque un país que se ofende y da más importancia a un chiste, sea éste como fuera, a la muerte y la ruina social-económica que sufrimos por una persona incompetente en su trabajo, no puede terminar de otro modo, disfrutémoslo.
Be the first to comment