La Constitución: detrás del muro, la barbarie

Antes de que los nacionalistas, podemitas y nuevos socialistas quisieran cargarse la constitución, yo misma lo deseé. En mi descargo diré, que tenía 18 años y estaba en mi primer curso de Derecho Constitucional. Aquel tocho insufrible, ese catedrático gruñón y mis ganas de juerga, no ayudaron a otra cosa. A mí me sobraban artículos, capítulos e incluso títulos completos.

Afortunadamente, creces y aprecias el momento en el que fue creada, y lo que en un principio veías como un simple libro que te llevaba por la calle de la amargura, terminas viéndolo un hito histórico, porque no eran tiempos fáciles aquellos, y aunque efectivamente todos tuvieron que ceder, y eso hace que a todos nos rechinen algunas cosas de ella. Lo cierto es que, con sus más y sus menos nos ha traído 42 años de paz, que eso viniendo de un país como España, no es moco de pavo.

Que España es mucho más que una Constitución está fuera de toda duda. España es una Nación sin la cual la historia del mundo no se entendería, pero también es cierto que la Constitución de 1978 es el hilo conductor que ha mantenido esta Nación en relativa paz y prosperidad las últimas décadas.

La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico, es la que garantiza nuestros Derechos fundamentales y la indisoluble unidad de la Nación. El problema no es la Constitución, sino su no cumplimiento continuado. Un hecho permitido por todos aquellos, que por gobernar cedieron a cosas que jamás debieron permitir. De esta manera, poco a poco han logrado que la erosionen los que nunca quisieron ceder para convivir, no aceptándola desde el principio.

Los que siempre se escudaron en la necesidad de pactar con los diferentes nacionalismos, tienen la culpa de cómo nos vemos hoy, «geometría variable» para alcanzar mayorías, y esas mayorías de unos y otros las hemos pagado todos y con un alto coste.

La Constitución no tiene la culpa y, realmente es nuestro último muro de contención a la barbarie… Pero unos y otros la han prostituido en pro del poder, culpables son ellos, y por firme que pareciera el muro, cada vez está más debilitado.

Todo en la vida se paga, pero hay costes que nos pueden llevar a la ruina o peor, al enfrentamiento, que por otro lado siempre nos ha acompañado en nuestra historia, nunca está de más recordarlo.

Hay que tener mucho cuidado con lo que se desea en la vida, porque es posible que se cumpla, y quizá entonces echemos de menos esa Constitución, tan maltratada, tan prostituida y tan vilipendiada por muchos.

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