El cuarto poder

Hasta la revolución de Internet y sus diferentes canales sociales y plataformas de comunicación, la prensa y la televisión copaban ese cuarto poder. Gracias a ellas, a la gente le llegaba la información que unos necesitaban y otros elegían para crear opinión y aupar y derribar a cualquiera fácilmente. Absolutamente todo estaba controlado, hasta la pequeña disidencia, para que no se notara mucho.

En España, este poder ha estado íntimamente unido siempre con el Gobierno, que a través de cuantiosas subvenciones en publicidad institucional lo ha tenido controlado y contento, y el que mejor lo ha hecho siempre ha sido la izquierda. Si a esto le sumas la cantidad de trabajo realizado y recursos destinados a una educación pública completamente ideologizada, te sale el caldo de cultivo perfecto para una sociedad socialista, y digo socialista por ser generosa.

Teniendo la educación, los medios y la «cultura», todo estaba hecho. Tras poner esto en contexto, ahora vamos al pan… ¿Creéis de verdad que la marcha de 4 o 5 YouTubers, y los impuestos que dejarán de ingresar en las arcas del Estado, suponen un problema tan grande?

Cuatro, cinco o seis millones menos en impuestos no son nada en un presupuesto de miles de millones, donde sólo el Ministerio de Igualdad y sus chocho-charlas e informes de la opresión del rosa nos suponen casi 500 millones. No, ese no es el problema, el problema está en que estos chicos tienen entre 10 y 40 millones de seguidores cada uno, hablándoles a chavales de entre 10 a 20 años de cosas bastante molestas.

Háganse la cuenta de que Ana Rosa Quintana, que es de las comunicadoras más famosas de España, cuenta con 2 millones de espectadores y los periódicos hoy en día están en peligro de extinción. 40 millones de chavales, escuchando de sus ídolos lo que, desde el Estado, con tanto cuidado y trabajo han tratado de demonizar… verdaderamente son todo un peligro para sus intereses.

Cuando un tal «Dallas», con 10 millones de seguidores, habla sobre el camelo del feminismo woke o cuando «Invicthor», con otros cuantos más se dedica a tocar temas relacionados con los impuestos o el liberalismo… va «ElRubius» con sus 40 millones de seguidores y dice que no paga más aquí… pues el tinglado se les tambalea.

Ese es el verdadero miedo del Estado. Que otros comunicadores, ídolos de masas, más jóvenes y con mucha mayor proyección, le tiren abajo los dogmas que tanto trabajo les había costado cimentar en la futura generación. Y créanme, tienen un problema. Lo sé porque tengo hijos, y no ven la televisión ni tampoco escuchan la radio. Todo lo que necesitan saber lo conocen mediante YouTube.

¿Si no de qué van a tener tanta prisa desde los gobiernos por controlar las redes? Quieren controlarlas porque lo necesitan, porque en caso de no hacerlo perderán, y lo saben.

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