Hace unos días se aprobó en el Congreso una Ley de cambio climático que servirá para imponer en España la Agenda -Globalista- 2030. Dicha Ley, obedece al discurso apocalíptico que se nos viene vertiendo desde la ONU ya hace algunos años, demasiados, con profecías catastrofistas varias que me dejan estupefacta por estar la inmensa mayoría, salvo las más recientes, totalmente incumplidas.
En marzo de 2020, la ONU fue capaz de afirmar sin sonrojarse que el cambio climático originaría más muertes que el coronavirus, algo parecido vimos en España durante el 8M con la frase de que el machismo mata más -también- que el coronavirus. Es vergonzoso hasta tener que escribirlo para refrescar memorias. En cuanto a la pandemia mundial que nos afecta, asistimos desorientados y desconcertados a las continuas incongruencias en cuanto a medicación, tratamientos y vacunación para hacerle frente al virus chino que nos asola.
Lo mismo sucede con el dichoso cambio climático. El Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático no ha hecho más que predicciones fallidas desde su creación en el año 1988. Recordemos que en sus albores vaticinaba que para el año 2000, las Maldivas estarían sumergidas y el mar habría tragado en su subida, a numerosas naciones. Con estos bochornosos errores, este panel de expertos ha ido modificando sus predicciones, intentando así, conseguir algún pleno. Pero ni por esas. El colmo es llamar a estos dogmas de fe que no son más que hipótesis de un grupo de amigos; “evidencias científicas que no se pueden discutir”
La Agenda 2030, sin ningún tipo de demostración empírica y científica del cambio climático a medio y largo plazo ha culpabilizado de todo ello a la actividad humana y la ONU pretende que todos los países desarrollados adopten medidas que movilicen del alrededor de 100.000 millones de dólares en paliar estos hechos no contrastados. He ahí el suculento dilema, la aportación para sus fines de grandes cantidades de dinero.
Y es precisamente esta agenda climática la que desarrolla íntegramente la Ley que acaba de ser aprobada en el Congreso de los Diputados con el único voto en contra de Vox. En resumidas cuentas, España va a sufrir un plan de descarbonización y de aportación de subvenciones a las productoras de energía que no va a hacer otra cosa, que seguir encareciendo las facturas de la luz para todos aquellos ciudadanos que ya ven mermada su situación económica a consecuencia de la pandemia y todo lo que su gestión nefasta por parte del Gobierno los ha empobrecido.
En los próximos años tendremos que ver cómo se crean más chiringuitos con funciones dirigidas hacia el cambio climático, sostenidas desde los presupuestos Generales del Estado, desde las autonomías e incluso, desde las mismas administraciones municipales. Con el catastrofismo social-comunista que envuelve a todo lo relacionado con el cambio climático, los españoles tenemos que estar dispuestos a pagar más impuestos y dejar intervenir al Estado también mucho más en nuestros bolsillos, en nuestra economía, en la educación de nuestros hijos… para darles el poder que buscan y que saben que, si no es a través de estos medios, jamás lo podrían conseguir.
¿Realmente has considerado que el Estado sea el destinatario de gran parte de la riqueza que genera España? ¿Crees que tu situación económica va a mejorar con las políticas que estamos sufriendo? Pues no esperes que tu esfuerzo revierta hacia tu economía y más si continuamos con el mismo modus-operandi del social-comunismo imperante. No te hagas ilusiones con ello. Frente a esta situación que nos empobrece, el globalismo y la Agenda 2030, solo está marcado el camino que sigue un movimiento creado a partir de los mismos valores de siempre, los mismos que tú tienes y que te quieren arrebatar con engaños, es el camino que llevan muchísimos valientes que tienen las ideas claras y no pueden sucumbir, es el camino que les molesta a la causa del pensamiento único porque así, no accederán a su meta. Y en ese camino está Vox, donde la cobardía de otros no da ni un solo paso para defenderte.
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