Rebeldes de género y PIN parental

Apaga la tele y enciende tu clítoris”. Esta frase si llega una noche y tu pareja te la susurra al oído, puede provocar miles de sensaciones. Pero en este caso, no ha sido una frase dicha entre dos personas adultas que buscan dar rienda suelta a la pasión, sino que es el eslogan mercantil de un libreto propagandístico de los mal llamados ‘progres’.

Este folleto perteneciente a una serie llamada “Rebeldes de género” se ha creado como herramienta para educadores de niños y adolescentes. Y entonces ante esa frase lo único que puedo sentir es asco. Saltó a la luz a raíz de su distribución por el ayuntamiento de Getafe, pero indagando un poco más, resulta que muchos más ayuntamientos lo tienen en su web para uso de los educadores, como son el de Soria, Andalucía o Canarias. 

La guía consta de 5 tomos supuestamente orientados a la no violencia de género, y al feminismo. Pero de lo único que hablan es de la autosatisfacción de las mujeres y de los roles que según esta izquierda gobernante se ciñen sobre la sociedad. Esta misma se dedica a hacer creer a los jóvenes con estos textos, que las mujeres seguimos encorsetadas como si del siglo XV se tratara. Pero nada más lejos de la realidad. En pleno siglo XXI, cualquier mujer es capaz de decidir que estudiar, de que trabajar, con quien relacionarse y la forma en que quiere hacerlo. No así los hombres que cada vez se ven más coartados. 

Parece que cada vez está peor visto el instinto biológico que tenemos hombres y mujeres. Si eres una mujer y te gusta depilarte, maquillarte, o el color rosa según el nuevo ideario impuesto está mal. Sin en cambio, si eres hombre ¡perfecto! no eres un “machirulo” como el propio texto indica. Todo esto son pretextos para seguir con una guerra inexistente entre hombres y mujeres. No tengo claro si a las autoras de estos panfletos las han cortejado alguna vez. En varios de ellos, dan a entender que si no es la mujer quien toma la iniciativa, ya sea en el aspecto de pareja o sexual, se está cometiendo un maltrato o abuso. Pero y si un hombre no quiere que una mujer le presione, ¿Qué pasaría? Se da por hecho que el hombre siempre debe estar dispuesto y a merced de la voluntad de la fémina. En la práctica, no tiene por qué ser así. Un piropo no es un insulto y hay que aprender a diferenciarlos. Un cortejo para nada es un maltrato. Las mujeres no somos tontas y sabemos pedir lo que nos apetece, además de dejar claro lo que no queremos o no nos gusta. 

Señores, señoras y señoros -decidan cuál se acopla más a sus gustos- dejen de tratar a las mujeres como pobres inválidas y no hagan creer a toda una generación que los hombres solo buscan su propio placer a través de las mujeres intentando someterlas constantemente. Tampoco se dediquen a extrapolar mediante sus experiencias personales la generalización de la sociedad hasta tal punto que cualquier acto ejercido por un varón sea un delito. 

En fin, que al colegio se va a estudiar y aprender todo aquello que nos vaya a hacer personas productivas, honradas y trabajadoras que puedan valerse por sí mismas y no vivir de una paga o un chiringuito. En el momento en el que con calzador y bajo otros pretextos se intenta adoctrinar a los menores con proclamas políticas, se hace extremadamente necesario la creación de un pin parental que marque una línea firme. Si algún joven ha llegado hasta aquí cambia el “apaga la tele y enciende tu clítoris” por “apaga la tele y enciende tu cerebro”.

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