La incertidumbre tras la segunda vuelta electoral en Perú

Estamos a diez días de haberse realizado las elecciones para elegir al nuevo Presidente, pero hasta la fecha aún no se ha nombrado al ganador o ganadora de esta contienda electoral, creando incertidumbre, así como de una marcada polarización en la sociedad peruana. Es decir, se está generando un clima de encono entre los peruanos, de un Perú contra otro Perú.

La Oficina Nacional de Procesos Electorales – ONPE, publicó los resultados de la Segunda Elección Presidencial 2021 – con el 100% de actas procesadas y contabilizadas- dando como ganador al candidato Pedro Castillo (50.125 %) frente a Keiko Fujimori (49.875%), con una diferencia de 44,058 votos válidos. Pero el resultado final se conocerá cuando el Jurado Nacional de Elecciones – JNE resuelva todas las apelaciones sobre actas observadas y pedidos de nulidad elevadas a dicha instancia electoral, que esperemos sean resueltas con imparcialidad, transparencia, sin injerencia política, y minuciosidad.

Cabe destacar que ya se venía venir la fotografía de estos resultados, pues el mismo seis de junio se conocieron los resultados del “conteo rápido” que daba como ganador a Perú Libre con el 50.2 % frente a un 49.8% de Fuerza Popular, elaborado por América – Ipsos al 100%. Subrayamos que Ipsos en “conteo rápido” casi siempre ha acertado. Tal escenario es lo que espera más de la mitad de la población peruana, y la otra parte se niega a reconocer una derrota. En el caso de Keiko Fujimori, desde los resultados de “contero rápido” y los avances progresivos de conteo de votos efectuados por la ONPE, ya se veía como perdedora en esta contienda electoral, por lo que, la única forma quizá de revertir la suerte era detectar debilidades dentro del proceso electoral.

Ciertamente existe la percepción de algunos ciudadanos al señalar que esta tercera campaña electoral fujimorista se habría caracterizado por la implementación de una serie de estrategias agresivas, que han conseguido, entre otras cosas, polarizar y confrontar a la sociedad peruana, pues habrían articulado una campaña violenta y descalificadora contra su contrincante, en torno del cual se habrían estructurado mensajes de miedo, repudio y racismo, sumado con el apoyo de algunos medios de comunicación que habían concertado en respaldar a la candidata, buscando como objetivo final persuadir al electorado.  Esta complicidad no era creíble para algunos, pero sí para otros. Lo cierto es que después del seis de junio se hizo público dicho pacto cuando se hicieron conocer los despidos y renuncias de periodistas en canales 4 y N por no acatar línea editorial. Esto último tiene sintonía cuando en el Gobierno de su padre, Alberto Fujimori, tenía a la prensa sin libertad de expresión.

La desesperación por llegar a la presidencia pareciera que no se condice con la intención de resolver el abanico de crisis que afronta el país, tampoco de reducir las brechas sociales, por el contrario, consiste en paralizar las investigaciones que se tiene en su contra por cinco años. Queda claro que, si bien las investigaciones tienen el carácter de complejo, lo cierto es que se debería proporcionar todas las herramientas necesarias para que se termine los procesos de una vez. Se cree también que si Keiko Fujimori hubiera trabajado en alianza con el expresidente Pedro Pablo Kuczynski para sacar diversas políticas públicas en beneficio de la población quizás en esta esta contienda electoral otra hubiera sido la historia, pues los electores le hubieran dado la oportunidad por haberse reivindicado, pero nada de eso pasó, su bancada causó obstruccionismo durante el Gobierno de PPK en perjuicio de la nación.

En relación a Pedro Castillo, pese a la campaña agresiva contra él, fue inútil frente a la fuerza de voluntad del Perú profundo, y si bien muchos creyeron en la campaña de que hay que votar por la democracia y votaron por Keiko Fujimori, también es cierto que muchos de los peruanos no por odio sino por convicción votaron por Pedro Castillo pensando en que la población olvidada por años debe ser atendida y anhela un cambio. Además, que el candidato ha generado confianza, pues pudo lograr agrupar un equipo técnico bastante profesional con marcada conciencia social. Pues no votaron por Vladimir Cerrón ni por su Ideario. Ahora respecto a las investigaciones que tiene este último, lo órganos que administran justicia deberán actuar conforme a ley y sin amenazas a fin de determinar responsabilidades, salvaguardado el interés público.

Finalmente, la población exige que los candidatos a la presidencia respeten los resultados oficiales que publicaran en los próximos días el Jurado Nacional de Elecciones, prescindir de presentar argucias legales que solo buscan retrasar el proceso electoral, no azuzar a la población a salir a las calles porque está en juego la vida, no crear especulaciones de fraude electoral sin pruebas idóneas, y no incrementar la polarización social que podría terminar en una guerra civil. Perú pronto tendrá su presidente y terminará la incertidumbre electoral tan agobiante. 

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