España

Y usted, ¿se ha vacunado?

Y entonces llegó él. El de siempre, claro. Como es habitual en cada entrevista o cada intervención, ya sea en el Congreso de los Diputados, en la calle o en la radio, Santiago Abascal dio lo que la prensa más anhela, titulares. Esta vez era un escenario ya conocido, la mesa redonda de D. Federico Jiménez Losantos. Tras más de 30 minutos de conversación donde revoloteaban los temas de mayor actualidad: los posibles intentos de ilegalización de VOX, separatismo, jueces, corrupción… Lo de siempre, vaya, entre tema y tema, a través de la voz de un oyente, se dejó caer La Pregunta. “Vacunación y pasaporte Covid ¿obligatorios o no?”

Santiago, como siempre, dejó clara su postura y la del partido con una respuesta rotunda. “En contra”. Eso ya se sabía, pues otra cosa no, pero al contrario que sus adversarios en política, que hoy dicen “digo” y mañana “si te he visto no me acuerdo», los del partido verde tienen sus ideas bien claras, clarísimas, cristalinas. Gusten o no. Pero la chicha y lo gordo, no residían ahí, ya que Eduardo Inda estaba en la sala escondido, esperando su momento y entre frase y frase, como quien no quiere la cosa, preguntó “Y usted, ¿se ha vacunado?” La pregunta, por supuesto, viniendo de quien venía, buscaba ese puntito de morbo que al periodista le da la vida.

Y es aquí, amigos míos, donde se demostró que el entrevistado no busca votos. No busca la aprobación de nadie, tiene sus convicciones y no va a venir nadie a bajarle del caballo. Abascal miró a los ojos del tertuliano y le dijo muy educadamente que no le iba a responder a esa pregunta. Así de tajante. Pues para el diputado hay líneas que no se deben cruzar y la libertad y la privacidad son dos de ellas. Algunos podrán decir que lo que hizo el presidente de VOX fue no mojarse y en cierto modo, no lo hizo. No, más bien se tiró a la piscina. Y es que, en esta realidad, con casi un 80% de la población vacunada y en el que se señala a los que cuestionamos la versión oficial, lo fácil habría sido repetir como un loro el discurso universal y así no habría encontrado la inmediata oposición de Federico, que entre otras dejó caer que en su redacción obliga a sus empleados a vacunarse, quieran o no.

De las palabras de Santiago podríamos sacar conclusiones sobre su posición acerca de la pandemia, pero eso ya sería ponernos a interpretar posos de café. Lo que sí podemos sacar en claro es que Abascal es consciente de cuánto puede influir una decisión suya, siendo el presidente de la tercera fuerza política en España, sobre un ciudadano que le esté escuchando, y que al contrario de los que dicen, que vacunarse es un acto patriótico o de amor, recuerda que no se debe intervenir en asuntos de salud que son privados.

Y hasta aquí puedo leer, como dirían. No fue el tema más relevante que se discutió en ‘La Mañana de Federico’, pero si se dio un golpe en la mesa para zanjar una discusión que desgraciadamente ocupa demasiado tiempo en nuestras vidas, pues hay una premisa que muchos han olvidado y es que somos libres o al menos deberíamos luchar por serlo.

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