La moral de la izquierda es como el tiempo, relativa.

En las últimas semanas parece que no hay que prestar atención a las mujeres. A una le reventaron la boca, otra fue violada y golpeada por varios engendros violentos de allende los mares, pero no tuvieron manifestaciones, no. Ahora tocaba otro colectivo y, claro está, todos los males son culpa de VOX porque la izquierda es como esos personajes de cómic que deben tener un archienemigo, de lo contrario sus políticas pierden sentido.

La izquierda es reconocible por llevar camisetas de El Che y celebrar los aniversarios de Fidel Castro, dos personajes que metían a los homosexuales en campos de trabajo, en esos brutales centros de los que podemos oír hablar en documentales como “Conducta Impropia”, donde se plasman testimonios de algunos de los 30 mil cubanos enviados a campos de trabajos forzosos para ser “reeducados”. Los que ensalzan a esta gente son los que van de moralistas.

Son los que están atentos a cualquier palabra que ellos consideren ofensiva pero no escatiman insultos de baja estofa para quienes piensen diferente. Son los que tienen una moral distraída a la hora de señalar a culpables o de rasgarse las vestiduras por víctimas. Los inmigrantes ilegales que cometen delitos no son señalados, aunque sus leyes y tradiciones del país de origen admitan con normalidad la violencia contra las mujeres o el asesinato para homosexuales. Tampoco son estigmatizadas las mujeres que matan a sus hijos, ni las que maltratan a sus parejas, éstas, como se dice en Galicia de las brujas: “habelas, hainas (haberlas, las hay). Son los que hablan de “violencia vicaria”, un nuevo “palabro” de los suyos para referirse a hombres que matan a los hijos para hacer daño a las madres, pero no tienen denominación alguna si las que sufren daños son niñas de centros de menores (como las de Baleares) o si el violador no eres tú, pero es el marido de Oltra.

Son los que pueden acosar, gritar, insultar y llamarlo “escrache”, legitimarlo como otra forma de mostrar el descontento social, pero califican como delito que un grupo de personas se reúnan en la puerta de una clínica abortiva, a rezar o a informar a las embarazadas sobre otras alternativas. Son los que ven libertad a la hora de mancillar cualquier símbolo cristiano, una virgen es sólo una estatua, pero quemar una media luna de cartón es una ofensa porque representa a una comunidad.

La izquierda, ese moho stalinista que se va extendiendo por todas partes, infectando los estamentos públicos para decirte qué debes hacer, qué debes comer, cómo debes viajar, que se quiere apoderar de la infancia de tus hijos y devorarla porque ya ni los niños pueden jugar a ser niños, deben aprender a ser adultos y jugar a sus juegos.Lo dicho, la izquierda, ese grupo social cuya moral es como el tiempo, relativa.

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  • La izquierda solo se concentra en trabajar para sus votantes. Les comen la oreja y el resto da igual.

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Sandra Fradera

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