¡Tachaaan!

Tras la salida, yo diría que camuflada por no asumir la responsabilidad de lo que se avecina a nuestro país, de Iván Redondo, cualquiera diría que el Presidente Sánchez ha elegido a Fernando Simón como coaching de su nuevo equipo de baloncesto… quiero decir, de Gobierno. Hoy mismo ha adelantado unas maravillosas previsiones económicas tras el fin de la pandemia. Y ha usado, además, los conocidos por él datos de empleo que se harán públicos el próximo lunes y que, a su juicio, serán muy buenos. Vamos, que quitando el hecho de que haya nuevas contrataciones, y obviando la cantidad de temporales que haya entre ellas y la calidad de las mismas, observemos el índice que se nos va a quedar y organicemos ya la fiesta.

Buen sabedor de que siempre hay un roto para un descosido ha llevado a cabo el invento que seguramente aprendió de algún mal mago venido a menos para salvarnos de las elevadas facturas de la luz. Su Ministra de Transición Ecológica, la señora Ribera, ha ideado un sistema por el cuál los recibos no se van a elevar tanto como auguran los precios al alza fruto de una política energética calamitosa, aunque muy ecológica, en nuestro país. La solución consiste en que los usuarios pagaremos menos ahora de lo que el precio de la energía marca, pero pagaremos más de lo que marque dentro de cierto tiempo para compensar. ¡Tachaaan! Que no lo tenía en la mano derecha, señora, que estaba en la izquierda, así que pierde usted y la banca gana… y el Estado también, porque seguirá usted pagando sus impuestos y todo el coste energético, pero será de manera que usted se dé menos cuenta. Y es que quién juega a ser trilero sigue siendo un estafador cuando el que tiene en frente, con sus juegos, siempre pierde.

Recuerdo cuando salieron las sentencias de los condenados por el 1-O y Sánchez, como si no fuese con él, decía aceptar y acatar dichas sentencias, incluso aseveró y garantizó que esas sentencias se iban a cumplir, la de veces que reiteró que los indultos no estaban sobre la mesa, que los independentistas no los querían; la de veces que defendió acabar con los indultos por motivos políticos. Pues ya conocen la segunda parte de esa telenovela, en la que los protagonistas inician un idilio y unas reuniones a las que sólo les llevan sus propias conveniencias; por un lado el interés del partido del Gobierno, el PSOE, por tener los apoyos necesarios en el Congreso a cualquier precio, negociando de espaldas a los españoles y en contra de los intereses de estos, y por otro lado los independentistas de ERC, que, como siempre, no pierden la oportunidad de abusar de su situación en el Congreso para sangrar a un Estado del que se ríen continuamente y al que ningunean con el permiso y beneplácito del mismísimo Presidente del Gobierno. ¡Tachaaan! Pero el amor de Sánchez por su cargo, que tanto le costó alcanzar y con tantas faltas de escrúpulos consiguió obtener, nos retrotraen a ese hombre con cara de triste y seguro, convencido, explicaba reafirmándose hasta tres veces, como San Pedro antes de traicionar a Jesucristo, que jamás pactaría con los de Bildu. ¡Tachaaan!

Y es que las contradicciones en Sánchez han sido un continuo en todo aquel discurso que estuviera vinculado con cuestiones de dignidad de un Estado al que ha maltratado no sólo dentro de sus fronteras sino también fuera de ellas, haciendo el máximo ridículo en la multitud de ocasiones que Europa ha tenido que desmentir las excusas planteadas desde su Consejo de Ministros, todo siempre sin consecuencias. Sonado fue, por ejemplo, como la Eurostat (Instituto de estadísticas europeo) tuvo que corregir las cifras del déficit el año pasado, en las que el Gobierno de Sánchez ocultó una desviación de las previsiones que elevaban esta cifra en dos décimas dejando un resultado negativo no visto en nuestro país desde 2016. ¡Tachaaan!

Sonados fueron también en su día las correcciones hechas desde la Comisión Europea a España por decir que no se bajaba el precio de las mascarillas, ya en plena pandemia, porque la Unión Europea no lo permitía cuando esto era falso. O recientemente corrigiendo una vez más la culpabilidad hecha desde el Gobierno a la Unión Europea por el tarifazo de la luz. Pero el pasado Junio Bruselas, tan atento a este Gobierno y a las ayudas que aprobó para la estabilización del país tras la pandemia y que, sin dudas, están condicionadas, exigió al ejecutivo español que para aprobar la reforma de las pensiones o la reforma laboral era necesario un acuerdo con sindicatos y patronales.

De nada sirven este tipo de cosas que permiten salidas de tono comunistas a una Ministra, Yolanda Díaz, que para posicionarse es capaz, como hizo hace unos días, de amenazar a los empresarios aseverando que se deben resituar ya que si no negocian podrían salir perdiendo. Despotismo en estado puro al más claro estilo leninista, mire usted. Los de Bruselas, por supuesto, de escucharla se estarían retorciendo por el suelo de la risa mientras se le saltarían las lágrimas de pena por el pastel que tenemos en España con esta “clase” política. ¡Tachaaan!

Son innumerables los casos, como el circo que montaron desde Exteriores para traer por la puerta de atrás a un señor desde Argelia para que fuese atendido en un hospital español, con nombre falso, como si al final nadie se fuese a enterar de que se trataba del líder del Frente Polisario, en los que este Gobierno ha quedado en evidencia. Vamos, que pensaban que iba a pasar como con las sospechas que se ciernen sobre la visita y encuentro en el Aeropuerto de Barajas entre el que era Ministro de Fomento, Ábalos, y la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez. ¡Tachaaan!

Pero lo más trágico de todo esto es algo en lo que no me canso de insistir. Tenemos a un Gobierno que, a bombo y platillo, defiende y aprueba, junto a sus socios, medidas y leyes para proteger a las mujeres frente a la violencia, aunque después de años de enormes inversiones estas cifras no sólo no han bajado sino que han experimentado en ocasiones un alza; incluso algunos informes indican que más del veinte por ciento de los jóvenes no creen ni que exista la violencia de género. Articulan leyes para, presuntamente, proteger a los trabajadores y, tras años de Gobierno, la tasa de desempleo es mucho mayor que en sus inicios y, además, consiguen con sus políticas que multitud de empresas tengan que echar el cierre. Pedían al anterior Gobierno que dimitiera porque el precio de la luz se elevó un ocho por ciento y ellos echan la culpa a Europa de que durante su Gobierno ésta suba un doscientos por ciento. ¡Tachaaan!

Presumen de leyes de educación pero durante su Gobierno las tasas de fracaso escolar aumentan considerablemente. ¿Solución? Que pasen de curso sin aprobar. Esto es fiel reflejo, sin duda, de lo que les importa la educación de nuestros hijos. Hablan de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, de luchar por las clases más desfavorecidas y aumentan los impuestos repercutiendo en un aumento de los precios y una congelación de los salarios. Eso sí, se hacen llamar progresistas aunque este término no les corresponda, ya que el progresismo es un término aplicable a los liberales. ¡Tachaan!

Y ahí está uno de los mayores problemas de este país, en su presidente y en su relativismo moral, en su capacidad estratégica de decir y de hacer siempre todo lo contrario. Y lo peor es que eso se transmite a las leyes, que aspiran a todo lo contrario de lo que finalmente consiguen. Una de las más evidentes aspiraciones es la igualdad entre todos los españoles. Defender esto y mantener como socios y contentar a partidos independentistas, a partidos que defienden y homenajean a terroristas o actos contrarios a la Ley en procesos para alcanzar una independencia de forma ilegal, pagar el precio que estos marquen a la cuenta de todos los españoles no es apostar ni por la igualdad ni por la ética ni moral de Estado.

Hoy, Sanchez ha anunciado la creación de una «oficina del español» a nivel nacional después de criticar y decir barbaridades de la creada por Ayuso en Madrid y dirigida por Toni Cantó que, por otro lado, da mucho juego para despedazar ya por el hecho de la persona a la que se le ha adjudicado su dirección. Pero lo hace Sánchez, el máximo dirigente de un partido político que permite y alienta políticas educativas como las de Baleares o Valencia de una discriminación de la lengua de Cervantes aberrantes. O que ve con beneplácito los ataques que sufre el castellano en otros territorios como Cataluña o País Vasco. Cuidado, vaya a ser como todas sus pretenciones, que presenta un discurso y unos objetivos con los que consigue siempre lo contrario de lo que supuestamente busca. No me extrañaría, pues, que independentistas y demás fauna política reaccionaria de este país le aplaudan el gesto. ¡Tachaaan!

Todo esto, claro está, no resta que los máximos beneficiados de cualquier Gobierno del PSOE son los propios socialistas que no sólo consiguen entrar en puestos de trabajo estratégicos a dedo, en ocasiones como asesores sin ninguna cualificación del mismo Presidente o del político de turno, sino también regados por el dinero de esos costosos impuestos en forma de subvenciones. Pero eso forma parte del juego del trilero de Estado en el que los ciudadanos de a pie son siempre los más perjudicados. Ya lo dijo el despotismo ilustrado, “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Hoy en día el despotismo carece de cualquier lustre y los culpables son siempre los demás. ¡Tachaaan!

“Dominado el Legislativo, aniquilado el Judicial, derruida la oposición, al populista le resta anular a los medios de comunicación.” Jorge Asís, escritor y periodista argentino.

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