¿Os habéis dado cuenta de que, durante el fin de semana anterior, el PSOE tuvo su 40º Congreso en la ciudad de Valencia? Por si alguno todavía queda sin enterarse sobre el pertinente acto que ha abierto todos los telediarios durante dos días, volcán aparte. El PSOE se ha presentado dentro de una unión entre barones que daba hasta la risa. Porque esta banda reunida en Valencia era a partir de hinchados ricachones millonarios que llegaron en sus vehículos de alta gama desde sus viviendas de lujo por doquier para acabar cantando, puño en alto, aquello de “arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan…” Hay que tener estómago para no notar nada raro.
Nos espera una fuerte subida de impuestos que se hará efectiva en 2023 y que ha salido publicada en gran parte de la subvencionada prensa española, pero ellos a lo suyo… a clamar y a berrear que la socialdemocracia está de subida en la UE, como si ellos fueran buenas personas moderadas y jamás hubieran roto un plato. Al mismo tiempo, como si la luz, la hipoteca, la cuota de los autónomos y los productos frescos, los tuviéramos todos al alcance de nuestra mano y ya la pobreza estuviera descartada del pensamiento de cualquier español que madruga para poder pagar sus facturas y sus impuestos, necesarios para que el Gobierno siga creciendo y subiendo sus salarios. Y al terminar el evento, de comilonas a base de marisco fresco y chuletones con denominación de origen. Este Gobierno está integrado por seres que viven en otra realidad paralela que nada tiene que ver con los que lo pasan mal.
Es tremendo haber tenido que escuchar que son el partido con más historia de España sabiendo España entera de qué va esa historia que tanto proclaman orgullosamente llamando a la dignidad como compañera y aliada de este cuento chino. El orgullo y la dignidad se tienen, pero por otras cosas, jamás por robos millonarios, golpes de Estado, fraudes, pactos con terroristas, desindustrialización, corrupción, prostitutas y cocaína. Y van ya 142 años en su línea, 142 años de crimen.
Las intervenciones de Zapatero y Felipe González han dejado a cualquier mente pensante y medianamente inteligente con la sorpresa tácita de hasta dónde es capaz de llegar el cinismo y la hipocresía de los que abandonaron la Presidencia entre escándalos de corrupción y números estrepitosos en todos los sentidos posibles, desde la prima de riesgo hasta las cifras del paro. No nos pudieron dejar en peor situación, pero ahora hablan como ejemplos a seguir. Esto va de calamidad a desastre incontrolado. Creerles supone anhelar la ruina de la que nos cuesta tanto salir.
Así pues, no queremos falsos héroes progresistas, lo que sí queremos es una España que crezca en la abundancia ya que por la experiencia de los 40 Congresos que anteriormente han celebrado los socialistas, hemos aprendido que no nos van a traer ellos ahora ninguna acción que genere riqueza y desarrollo porque, sencillamente, si pudieran conseguirlo ya lo hubieran hecho antes. Entonces ¿por qué esperar a que nos lo prometan de nuevo una vez más durante otro Congreso?
Porque la justicia social no va a llegar nunca desde un gobierno que reparte su “igualdad” entre los de arriba, donde mantienen cifras cada vez más altas, a costa de sostenerse sobre los de abajo, se ven superados por un esfuerzo inmenso para continuar manteniéndoles. Y por si esto supusiera poco, a este PSOE portador de desesperanza y ruina, todavía le queda tiempo para hablar de recuperar la dignidad en las Instituciones, como si no fuera con ellos el haberla perdido, como si hubieran estado ausentes durante estos cuarenta años de congresos multitudinarios olvidados, como si aún no los conociéramos y nos creyésemos por siempre todos sus cuentos. Son tan culpables como el primer día.
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