Grazie, Antonio

Vivimos tiempos de profunda convulsión, no les digo nada que ustedes no sepan, cada vez cuesta más hacer algo que antaño no suponía ninguna heroicidad, más allá de la de tratar de hacerlo lo mejor posible. Y ese “algo” al que me refiero es “vivir”. Vivir se ha convertido en un deporte de riesgo (y, además, carísimo), gracias a todos los que se han empeñado en aquello que ya hemos escuchado tantas veces de “no tendrás nada y serás feliz”. El problema reside en que la primera parte, la de no tendrás nada, se está empezando a cumplir para, cada vez, más gente y, sin embargo, la segunda parte, la de que seremos felices, no se le está cumpliendo a nadie. En las últimas semanas hemos asistido a la representación de la dignidad en la calle.

Desde hace dos semanas, los transportistas están demostrando que, si se quiere dejar constancia del cabreo de un sector entero, puede hacerse; a pesar de que todavía haya quien diga que son un pequeño grupúsculo de turboderecha. Además, el sábado 19 de marzo, más de 100.000 personas salieron a las plazas de los ayuntamientos de España, a gritar, alto y claro que queremos que este gobierno miserable se vaya de inmediato; teniendo como punto álgido la Plaza de Cibeles en Madrid. Otro pequeño grupúsculo de turboderecha…

Y, para completar la terna, el domingo 20 de marzo, medio millón de personas, pertenecientes al sector primario, inundaron las calles de la capital de España para entonar un “basta ya” y un “hasta aquí hemos llegado”, con respecto al maltrato permanente por parte de un gobierno que ha dejado a una gran parte de la sociedad productiva en la ruina más absoluta. Otro pequeño grupúsculo de turboderecha…Y es que, no se equivoquen, amigos, dentro de poco, respirar hondo será también de fascistas y pestañear de manera poco rítmica le convertirá a usted que me lee, en un peligroso agente de la extrema derecha. No tienen vergüenza…

Pero, además, ya si se atreve usted a protestar o a manifestarse en contra de quienes están decididos a dejarnos con una mano delante y otra detrás, entonces sí que sí, es usted un miembro de pleno derecho del Desfile de la Victoria del 39, según Adriana Lastra, recién rebautizada, por este servidor que les escribe, como “el bulto”. La misma Adriana Lastra que se sentaba en una mesa a pactar con los amigos de los etarras, es la misma que, por ejemplo, tacha de “pacto de la vergüenza” el pacto entre VOX y el PP en Castilla y León. Pero es que, asimismo, tienen la poca vergüenza de hacerse los despistados, tras intentar desacreditar, insultar y ningunear, por todos los medios, a los transportistas que están luchando por un futuro digno. La propia Nadia Calviño decía, días atrás, que “no le consta” que nadie, desde el Gobierno, haya calificado como “ultras” a los que protestan. Menos mal que tenemos hemeroteca para dejar esa constancia.

Y es que, están todos muy nerviosos, intentando criminalizar las protestas de cada vez más cientos de miles de españoles, con el único fin de mantener un día más de sopa boba. Hasta el cacique de los Peares nos iluminó, solicitando, la semana pasada, una intervención militar de la actividad del transporte. Sigue sin enterarse de nada… Mientras tanto, los sindicatos de clase, que tienen la boca llena de billetes, callan como aquellos famosos monos del “no veo, no oigo y no hablo”. Se puede intuir que, tal vez, el Consejo de Ministros, Ministras, Ministres, Ministris y Ministrus, del día 8 de marzo puede tener algo que ver. Ese Consejo de Ministros en el que se aprobaron las subvenciones a los sindicatos, por un valor de 17 millones de euros. Un buen motivo (para ellos) para poner cremallera en boca y demostrar a los trabajadores que, si los han visto, no se acuerdan.

Y entre tanta maraña de confusión artificial, surge, de repente, uno de esos acontecimientos cósmicos que dejan a la altura del betún fruslerías como el descubrimiento de américa o la invención de la rueda. La gira por Europa de nuestro queridísimo Presidente. Y, aunque estamos acostumbrados a que nos regale momentazos memorables (recuerden la cumbre bilateral de 28 segundos con Biden); en esta ocasión el resultado ha superado cualquier expectativa. Y la ha superado porque lo sucedido es, sin duda, el mejor resumen que puede hacerse de cuál es la situación del gobierno de España y, más concretamente, de nuestro queridísimo Presidente.

Desde luego, son los mejores 15 segundos que he visto y escuchado en muchísimo tiempo y, por descontado, tienen que pasar a formar parte del baúl de los recuerdos colectivos. Nunca, nunca jamás debemos de olvidar a ese Primer Ministro italiano, Mario Draghi, dándole las gracias a Antonio. Lo que les decía, el resumen perfecto. Grazie, Antonio.

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