España

¿Quo vadis, Sánchez?

Si existe una escena cinematográfica grabada en la memoria colectiva, es aquella en la que Peter Ustinov interpretando el papel del desequilibrado Emperador Romano Nerón prendía fuego a Roma, buscando la inspiración que le permitiera componer una nueva obra para su lira.

Como recordarán, ante esa situación, allí se encontraba Nerón frente al balcón de palacio contemplando como las llamas devoraban Roma mientras cantaba acompañado de los acordes de su lira. Todos los indicadores conocidos nos confirman que este verano ha sido el más calurosos de los últimos 100 años. Un verano caluroso que encontró en el gobierno de Sánchez el aliado perfecto para hacernos un agosto de lo más insoportable, al prohibir que comercios o restaurantes pudieran refrescar sus estancias de forma habitual.

A este verano de calor, se le ha sumado la catástrofe que viene produciéndose cada año en este país, que no es otra que la plaga de incendios que sufren nuestros montes y parajes naturales.  Si años atrás, el PSOE culpaba de los incendios a una conjura de constructores que quemaban los montes para poder edificar, ahora el responsable de la proliferación de incendios no es otro que el cambio climático. Y qué importa que sea el impacto de un rayo o la obra de un pirómano. Que la realidad no te arruine un buen titular. Y con nuestra España en llamas, Sánchez con su lira a bordo del Súper Puma, buscando inspiración para su discurso eco.

En un contexto político distinto en el que gobernara un partido político liberal o conservador, las movilizaciones habrían sido masivas; que no se invierte en prevención, que los montes están sucios; que los pocos brigadistas que hay trabajan a cambio de sueldos precarios y contratos vergonzosos, que las empresas públicas que deben velar por el mantenimiento de los montes son un pesebre para los amiguetes de partido…

Con todo esto que, siendo cierto, cuenta con un clamoroso silencio cómplice en buena parte de la calle. Hay que añadir las incomprensibles leyes mediante las que se regulan nuestros campos, leyes que impiden pastar al ganado como se hacía antaño, generando así una limpieza sostenible de nuestros campos, impidiendo por ley la recogida de leña seca o incluso piñas por parte de los ciudadanos, facilitando así que nuestros montes estén sembrados de combustible en estas épocas de calor.

La solución que encuentra el socialismo es la misma que encuentra para todo. Más restricciones, más sanciones y más dinero público que no llega a nuestras tierras porque acaban en los bolsillos de los de siempre.  Nuestros montes en llamas y nuestro Presidente tocando la lira.

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