Dependienta, te elijo a ti

Tras salir de la universidad, mi destino final era mi casa.  El día fue agotador, tanta teoría universitaria me había dejado la mente atrofiada. Necesitaba un relax para la mente, después de demasiadas horas en la Facultad. Espero que dentro de unos años acabe sacándome la carrera de Periodismo, con el fin de poner en práctica no sólo la teoría de las clases, sino también la labia que habitaba en mi interior.

De camino a casa me detuve al lado de una tienda de moda. Un lugar que no era de gran superficie, pero apuesto por el mobiliario y la elegancia que transmitían. Dentro del recinto había una mujer que llegó a llamar mi atención por la belleza que irradiaba. Fémina rubia de pelo liso y con unos labios carnosos que me resultaban tentadores. Ella se encontraba en el mostrador, escribiendo en unos papeles que desde la distancia me daba la sensación de que eran albaranes. Su lenguaje no verbal causaba preocupación o tal vez agobio y, tras minutos escribiendo, salió del mostrador hacia los lugares de la tienda en los que había ropa. Mientras analizaba las prendas, pude apreciar lo sexys que eran sus caderas. Todo el conjunto provocó en mí que la lívido se me reactivara. El morbo y la curiosidad de tener algo con ella hacían que mis ganas de disfrutarla fueran in crescendo. 

Ella se pasaba los minutos dirigiéndose de un lado al otro de la tienda. Yo, sin embargo, desde afuera, miraba el escaparate buscando la estrategia para intentar llamar la atención de tan exuberante mujer. Lo bueno que tienen las de este gremio es que son igual de sociables que las relaciones públicas de discoteca, y eso hacía que yo pudiera mostrarme tan natural como cuando disfruto del mundo de la noche. Tras unos minutos en los que me dediqué a planificar mi plan para poder llevarme a la dependienta al huerto, entré al establecimiento. Buscaba detenidamente la zona en la que se encontraban las camisetas ajustadas. Había que aprovechar que yo era de gimnasio y poseedor de un cuerpo tan escultural, que son tantas las mujeres que han caído en mis redes y las que caerán… y eso cuando no soy yo de primeras el objeto de deseo de ellas.

Los minutos pasaban y, al verme con dudas a la hora de decantarme entre varias camisetas, la dependienta entró en escena, con el fin de ayudarme en la decisión. Poco a poco fue acercándose a mí y su manera de romper el hielo fue la sonrisa en su cara y mostrándome las diferencias tanto de estilo como de material entre unos textiles y otros. Parecía una eliminatoria por mi parte, puesto que pasé de tener entre mis manos 8 camisetas a 4. Cuando conseguí decantarme por dos, fue cuando le pedí a la mujer que me buscase dos boxers que hicieran juego con sendas camisetas. Apenas, en escasos segundos, los consiguió y justo en ese instante fue cuando le pedí que me acompañase a los probadores, ya que necesitaba una segunda opinión para saber si a mí me sentaban bien cada una de las prendas que tenía intención de comprar. 

En un principio, la mujer, tras escuchar mi petición, se quedó a cuadros, puesto que lo que le dije era algo muy osado por mi parte, un hecho poco habitual. Pero no pasaron ni cinco segundos cuando con su mano me hizo ademán, para posteriormente llevarme a la zona de probadores con el fin de que me dirigiera allí para cambiarme de ropa. Al entrar al probador, busqué una estrategia para provocar el morbo en la mujer y esa fue la de que me viese con una camiseta y los bóxer electos marcando todo. Sí, a pesar de tener primero la cortina corrida para que no me viese, justo una vez vestido con ambas prendas, volví a hacer el mismo gesto, con la finalidad de que ella me observase completamente alterado del morbo que me causaba tremenda situación.

Al volver a abrirla para que la dependienta me diese su opinión sobre las ropas que llevaba puestas, noté que se quedó prendada por mi cuerpo, aunque también por mi bulto sospechoso, que estaba tan excitado que era casi imposible que ella no se diese cuenta de lo que me marcaba. Fue en ese momento cuando me abalancé sobre ella y la metí dentro del probador y, justo al notar mi paquete, noté lo caliente que se llegaba a poner. Del roce pasamos a los besos… y tal calor tenía la mujer, que me pidió unos minutos para cerrar la tienda por si alguien entrase. Accedí a su petición, pero con una condición, que pudiese ir detrás de ella para poder ver todo lo que haría para “echar el cierre”. Primero cerró la puerta de la calle junto a las persianas ubicadas en el mismo lugar. Posteriormente, desactivó la cámara de vigilancia y para terminar volvió hacia mí… y volvimos a retomar lo pendiente, pero ya en la sala en la que se encontraba el mostrador.

Los besos que le daba comenzaban a excitarla cada vez más, su mano se inició acariciando mi pelo y acabó justo en el lugar que se encontraban los bóxers que tenía intención de comprarme y, entre lo uno y lo otro, era tanto el calor que desprendíamos en conjunto que, sin pensárselo dos veces, se desnudó para mí. Ella en ropa interior, yo vestido con la ropa que tenía intención de comprar, y la pasión fue tan desatada que hicimos el amor apasionadamente del morbo que generaba la situación. Sus gemidos iban en consonancia con mis suspiros y cada vez buscaba moverme más, para notar la humedad de su sexo junto al mío. 

Ambos nos encontrábamos en el éxtasis. Pensar que eran aproximadamente las 5 de la tarde y que en situaciones normales la gente pulularía por la tienda observando ropa y que, gracias a este hecho que acaba de acontecer… no iba a suceder en el día de hoy, lograba que yo me excitase aún más. No sabía si era la jefa o una simple dependienta, pero el grado de atracción que tenía de hacerlo con ella era inmenso… hasta tal punto que ambos acabamos llegando al orgasmo de manera conjunta para, posteriormente, yo retomar el camino con dirección a mi casa.

Situaciones como la de hoy he soñado años con tenerlas, puesto que es una fantasía que nunca esperas que se haga realidad. Pienso que son cosas que muchos desean cumplir pero que, en realidad, por las normas que marcan la sociedad o ciertos principios morales… uno se muere sin llegar a cumplirlas. Hoy se ha dado el hecho de poder gozar junto a una que estaba completamente agobiada por sus temas de trabajo, al igual que a mí me pasaba, pero, en mi caso, relacionados con los estudios… pero aquí estoy yo, como un buen servicio social buscando el placer y el bienestar de toda mujer que entre por mis ojos y mis placeres. Me encanta caer en el abismo del placer.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*