Cabalgando en contradicciones, nuestras feministas patrias de pacotilla han vuelto a hacer el ridículo. Esta vez ha sido la letra de una inocente canción que todos cantábamos hace años, mientras nos movíamos en los nada encorsetados garitos de la época. Aducen al maltrato y al machismo que parecen estar representados en dicha canción y supongo que se refieren a esto: “Sufre mamón, devuélveme a mi chica o te retorcerás entre polvos pica, pica”.
Vayamos por partes, como diría el número uno de los asesinos en serie, “sufre mamón” aquí ellas aplauden, el hombre debe sufrir ya que es un presunto violador y maltratador en potencia, cuando descubran la letra de las óperas el cerebro les estallará, con suerte eso tardará en llegar debido al grado de incultura que padecen. Pero ojo, llega el “devuélveme a mi chica” y aquí queridos Hombres G, os caéis con todo el equipo. ¿Cómo se os ocurre decir: “mi chica”, criaturas?
Las feministas que de habitual dormitan bajo los efectos del último porro, abren un ojo y cual orco enfurecido y después de un estrepitoso y nauseabundo eructo, gritan enloquecidas y salen a la calle a la caza de algún infeliz que sacie sus ansías de venganza. Por supuesto, estas sujetas que se creen defensoras a ultranza de los derechos de la mujer, no son más que simples descerebradas manipuladas por quienes viven de crear problemas donde no los hay.
Viví en una época en la que a pesar de la dictadura y ya cuando esta agonizaba y daba sus últimas boqueadas, la libertad era total, hasta el punto que las letras de las canciones se tarareaban sin importar lo que dijeran porque el objetivo era divertirte con los amigos y pasar unas horas descontroladas. Éramos jóvenes inteligentes y nos preocupaban asuntos del día a día y no chorradas como ahora. Esta progresía dirigida con mando a distancia desde las sombras, demuestra que sus cerebros han sido previamente vaciados y en su lugar han instalado el manual rojo de la buena feminazi carente de neuronas.
Son las marionetas necesarias para dividir a una sociedad ya de por sí a la deriva, ensuciar el buen nombre de mucha gente y enseñar los pechos al grito de “muerte al heteropatriarcado”. Menos mal que el resto de mujeres nos reímos de ellas, sin restar ni un ápice el peligro que significa el que un grupo de chifladas descontroladas y violentas anden sueltas. Somos mujeres normales, compañeras de nuestros hombres, a los que defenderemos con uñas y dientes, que no les quepa duda.
Nuestro trabajo es limpiar el mundo de morralla, devolver la cordura a una sociedad totalmente infantil, que pone el grito en el cielo por la letra de una inocente canción, mientras permite que un “inocente” sea descuartizado en el vientre de su progresista madre, sin alzar la voz por ello. Contra estos comportamientos carentes de sentido común, que pretenden juzgar el pasado con mentalidad actual, hay que unirse, porque no se trata de reírles la maldita gracia, sino de demostrarles que la vida es mucho más que canciones o actitudes, afortunadamente ya erradicadas gracias al avance de la Humanidad. Así que, queridas, ojalá os revolquéis entre polvos pica, pica, os lo merecéis.
Que se vayan a ayudar al banco de alimentos y se les quita la tontería