Te lo dije

Esta es una de las frases que anula al interlocutor, dejándolo en una posición de inferioridad, por cuánto parece incapaz de haberlo previsto. Hasta aquí una de las causas por las que la comunicación se entorpece, uno gana y otro pierde. Hablo de la comunicación de igual a igual, porque en la etapa del aprendizaje, a los progenitores no se nos va de la boca. Ya te lo dije, ya te lo dije y el educando lo asume como parte de su formación.

Vengo observando en estos últimos tiempos que la comunicación política (se supone entre adultos formados en la responsabilidad) se ha pervertido. La demagogia, la mentira y las nulas reglas de comunicación hacen de la convivencia una confrontación permanente. Se acabaron esas reuniones de trabajo en los segundos y terceros escalones de la administración, donde la solidaridad interregional imperaba tras el dialogo adulto y formado. España es el conjunto de sus regiones hermanas y como tal se distribuían los presupuestos, con unos criterios justos de compensación en su caso. Ya desde Zapatero se inició un peligroso sectarismo, con las consiguientes derivadas de competencia entre regiones y hemos visto como los repartos de los impuestos de todos, atendían más que a la justicia, a los intereses electoralistas.

Como vivo en Murcia, he contemplado la rebelión de los regantes y de los sectores afectados, cuando se antepone ese despreciable criterio del trasvase a la España seca de caudales hídricos, que no solo no se utilizan, sino que van al mar. La política de las desaladoras, que es válida para las islas, pero que encarece al líquido elemento con sus altos costes de energía, amén de la contaminación que produce la salmuera excedente y los carísimos filtros que las desaladoras de ósmosis inversa precisan periódica y frecuentemente. En aquel entonces, yo tenía responsabilidades políticas, veía venir que Murcia no le interesaba al Gobierno socialista, vista su demografía y su reflejo en las urnas a nivel nacional.

Con la primera piedra puesta por Aznar para un trasvase desde el Ebro, que se derogó inmediatamente, cuando entró Zapatero al Gobierno, siguieron recortes del trasvase del Tajo. Yo no paraba de apuntarlo; no, eso no ocurrirá, no se atreverán a quitar a Murcia y parte del Levante, me contestaban. El agua que es de boca de regadío y de industria, por la que además pagamos como establece la Ley del trasvase. Eso sí, aunque los fines de ese pago sean para las obras hidráulicas y no hay garantías de que eso está ocurriendo.

Pues, ya ven que no andaba muy descaminada, ahora se llevan el 50 por ciento. No les importan los más de 20.000 puestos de trabajo que se pierden, ni la calidad de la producción tan estimada en Europa, les trae sin cuidado que nuestra economía pivote en torno a la agricultura y afines, como no les ha importado dejarnos sin comunicaciones ferroviarias sine die, no les importamos los que tanto cotizamos y tanto contribuimos al PIB. Es lo que hay por el momento hasta las urnas. Me habría gustado equivocarme en aquel entonces, cuando yo lo advertía. Ahora, asaltándome las reglas de la buena interlocución, me afirmo de nuevo diciendo… Te lo dije.

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