Leyes liberticidas para una sociedad dormida

El problema de aceptar leyes liberticidas como el aborto, la eutanasia, ‘sí es sí’, o la reciente “animalista” es que, quien legisla, no tendrá ninguna consecuencia de los efectos que, a corto o largo plazo, generen sobre la sociedad. Es por ello que, países donde ya se implantaron estén reculando al ver las nefastas consecuencias de dichas leyes. Estoy hablando en concreto de la Ley Trans aprobada en España hace unos días. 

Sería muy largo de explicar en un corto artículo que todo obedece a la desintegración de lo que hasta ahora conocemos como familia tradicional, dando libertad a que un niño, cuya personalidad no está formada, actúe inducido por terceros a espaldas de sus padres que son sus tutores legales. Se arrebata así la Patria Potestad y se deja al menor indefenso frente a los depredadores que acechan, cerca de ellos. Si hacemos caso a la biología, la verdad es incuestionable, naces con órganos femeninos o masculinos y, en casos muy raros, con ambos. Ello determina que seas hombre o mujer, luego vendrá aquello que tú percibas, quizás no estés en el cuerpo adecuado. 

Amparándose en la ola de progresismo que padecemos, un hombre dirá que es mujer y sin más gozará de los privilegios que ello conlleve, o una mujer dirá que es un hombre y nadie podrá contradecirla. Por tanto, las consecuencias de este giro hacia el caos, ya las tenemos encima, hombres compitiendo con mujeres y ganando todas las medallas porque no dejan de ser lo que son, varones con todas las ventajas inherentes a su sexo. Estas deportistas además se ven vejadas en los vestuarios cuando el susodicho se pasea con sus atributos masculinos gozando a su vez, en algunos casos de los cuerpos de ellas. 

Al hilo de esto ya hay presas violadas por “compañeras” con pene, hombres en cárceles de mujeres. El despropósito sirve para el enfrentamiento entre hombres y mujeres, siendo éstas las más perjudicadas, sin duda, ya que podría pasar que toda la población se apercibiera mujer para, entre otras cosas, maltratar sin que la Justicia les alcance o su condena se vea reducida. Mientras, unos legislan contra natura, el resto se despereza indolentemente, hasta que su niñita sea agredida en el baño por un tipo de uno ochenta que dice ser una niña de once años.

Vamos a ver cosas muy aberrantes, ya las estamos viendo y de momento nos hemos quedado igual. Otro de los problemas y bastante dramáticos, con el tiempo, es la ayuda por parte del Gobierno hacia aquellos niños o niñas que quieran amputarse el pene o los pechos, iniciando un tratamiento hormonal de por vida en la edad adulta. Muchos están recibiendo tratamiento psicológico o psiquiátrico arrepentidos de lo que hicieron en la adolescencia.  

Tratamientos irreversibles que afectan al propio organismo luchando contra lo que somos al nacer. Un mundo diabólico que se nutre del dolor ajeno, convenciendo al débil de que todo está permitido y de que nada podrá salir mal y si sale te echarán a la cara que tú elegiste. Pero ¿está capacitado un niño de doce años para decidir que va a cambiar de sexo? No, definitivamente, no y si no protegemos a la infancia de estos monstruos como la actual ministra de Igualdad, vamos a tener jóvenes resentidos que cualquier día cogerán un arma y se liarán a tiros porque les han destrozado la vida. No es un tema baladí, o empezamos a recobrar la razón o el contenedor de tóxicos nos acogerá con los brazos abiertos, avisados estamos. 

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