
Algo insólito se está viviendo en estos Juegos Olímpicos de París. Tanto es así que daría para el título de una película de ciencia ficción si nos remontamos a los años ochenta: «Los drones espía de Canadá». El Comité Olímpico ya tomó medidas tras enterarse de la irrupción de estos artefactos, descontando seis puntos y aplicando una multa económica a la Selección Femenina canadiense. Además, tres de los miembros del cuerpo técnico del país norteamericano fueron suspendidos.
Parece ser que la campeona de los pasados Juegos Olímpicos de Tokio espiaba a sus rivales usando estos aparatos. Nueva Zelanda fue la primera selección en presentar una denuncia, lo que dio lugar a una larga investigación. No fue la única afectada por este asunto.
La cantidad económica que la Selección de Canadá tendrá que pagar como multa es de 200.000 francos suizos. Los canadienses decidieron recurrir la sanción y esperan que el TAS se ponga de su parte para que puedan recuperar los seis puntos perdidos. El motivo que esgrimen los del equipo es que las deportistas no tienen la culpa. Mi opinión personal es muy sencilla: a pesar de que no tengan la culpa, sí que se benefician, motivo por el cual considero que no deberían recuperar ni tan siquiera un punto.
Canadá, como bien digo, cree que su sanción es demasiado desproporcionada. Yo, en cambio, considero que deberían ser eliminados directamente. Jugaron dos partidos, ganando ambos, pero las líneas que traspasaron fueron suficientes para decir que su selección de fútbol es la más tramposa en la historia de los Juegos Olímpicos. Durante estos días se conocerá la decisión del TAS, pero a día de hoy podríamos decir que las defensoras de su oro ganado en Tokio están a un paso de ser eliminadas, ya que no les valdría en absoluto obtener la victoria en su último partido.
Cuando se participa en unos Juegos haciendo trampas y te pillan, debes asumir las fatales consecuencias que se den. Esto embarra el mundo del deporte en general, pero aún así, no se puede dejar de ilusionarse y hay que seguir manteniendo los valores positivos que da el deporte. Por culpa de actos como los de las canadienses, tal disciplina no debe ensuciarse. Si quieren que el fútbol femenino siga evolucionando, que lo hagan sin trampas, sin chanchullos y respetando los valores que, durante muchos años, se consiguieron con esfuerzo y dedicación.

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