Políticas de derechas, políticas de izquierdas y grupos de poder que se aferran a siglas para reivindicar sus intereses personales. No importa el origen de su casta porque casta somos todos y la experiencia demuestra que todos preferimos vivir en un chalet con piscina antes que en un piso de 45 metros cuadrados con 20 más de nuestra familia. Pero en nuestro país el dilema de si una decisión política es de derechas o de izquierdas no se plantea a no ser que el cayo que produzca supere en tamaño la inmensidad de los intereses que la decisión oculte.
Los signos políticos se han convertido en una excusa para esos grupos poderosos en la ideología que dicen representar y bajo la que se cubren como quién queda bendecido por el manto de la Virgen Marcarena o el beso al apóstol Santiago. En mi vida profesional como periodista he conocido a muchos políticos, a los de vocación por mejorar el mundo y la ciudadanía y los que se ubican en mejorarse a sí mismos, pero si e económicamente mucho mejor.
Pero la verdad máxima que he terminado por descubrir es que las decisiones o medidas políticas nunca deben medirse por los planteamientos que los de turno te indiquen al proponerlas sino sobre los efectos y consecuencias reales que estas tienen en la sociedad, en el país en tu barrio, en tus vecinos, tu familia y hasta tu plato de comida. Si te venden una medida social por la cuál todo va a ser más justo y la riqueza va a estar mucho mejor distribuida y esto termina afectando a tu plato, a tu vecino y a tu barrio de forma negativa produciéndote una subida de impuestos y una cesión sobre tu nivel de vida, que tampoco es que haya sido nunca ni elevado ni sobrante… quiero que sepas que te han engañado.
Mira sus cuentas, sus casas, sus viajes y sus correos electrónicos, mira lo que ellos si están dispuestos a perdonarse, entre sí y para ellos mismos, observa cómo se enriquecen y cómo, para ellos, no hay sacrificio sino beneficio. Así te darás cuenta de que la ideología bajo la que te vendían el cuento no lo justifica. No estaban distribuyendo la riqueza de todos sino la tuya, consiguiendo que haya muchos más pobres, siendo ellos mucho más ricos. Y no hablo de Venezuela.
Periodista, Máster en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos por la Universidad de Granada, CAP por Universidad de Sevilla, Cursos de doctorado en Comunicación por la Universidad de Sevilla y Doctorando en Comunicación en la Universidad de Córdoba.
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