A lo largo de mi vida, me han vendido de tantas maneras las invasiones alienígenas, las conspiraciones secretas y los avances tecnológicos apocalípticos que, al final, casi nada me sorprende. Ya sea por los medios, las películas de ciencia ficción o las redes sociales, nos han saturado hasta el punto de volvernos indiferentes. Y ahí está el verdadero truco: nos han adiestrado para que nos dé todo igual.
Primado negativo, una técnica que parece sacada de un libro de autoayuda barato, pero que en realidad se trata de una estrategia calculada para desensibilizarnos frente a la realidad. Nos bombardean con teorías conspirativas, OVNIs, tecnologías extraterrestres y demás ‘locuras’ hasta que, cuando la verdad está frente a nuestros ojos, ni siquiera levantamos una ceja. Se habla de avistamientos, se filtran informes, incluso gobiernos de renombre insinúan que puede haber tecnología no humana en juego… ¿Y nosotros? Nada. No reaccionamos, porque nos han programado para que todo esto nos suene a ciencia ficción barata.
Esta semana, sin ir más lejos, en el Congreso de EE. UU., altos funcionarios del gobierno y testigos militares han hablado públicamente sobre el fenómeno OVNI. David Grusch, un exmiembro de la inteligencia estadounidense, reveló bajo juramento que el gobierno está ocultando pruebas de naves extraterrestres. ¿Impactante? Claro. ¿Sorprendente? No tanto, después de años y años de películas y series sobre extraterrestres. Ya estamos desensibilizados.
La estrategia ha funcionado a la perfección: cuando nos muestran lo real, nos lo tomamos como otro capítulo de una serie de Netflix. Y, aunque estas declaraciones en el Congreso deberían habernos dejado boquiabiertos, nos han preparado con años de primado negativo, mostrándonos alienígenas como si fueran personajes de ficción más que posibles realidades. Películas como ‘Independence Day’ o series como ‘The X-Files’ han convertido lo extraordinario en entretenimiento. De este modo, cuando escuchamos testimonios como el de Grusch, no lo tomamos con la seriedad que merece.
Si os digo la verdad, hasta yo misma me encuentro resistiéndome a creerlo. Después de años de burla y descrédito, me cuesta horrores creer que pueda ser cierto, aunque los hechos estén ahí, aunque las señales apunten todas a lo mismo. Nos han hecho expertos en ignorar lo evidente. Pero claro, esto no es nuevo. La estrategia del control mental ha estado ahí desde hace décadas. ¿Recordáis el proyecto MK Ultra? No es ciencia ficción, no es un invento de Netflix. Se trata de un programa real de la CIA de los años 50 que experimentó con drogas para controlar mentes. Hoy en día, el control ha evolucionado, y ahora se llama algoritmo. Se disfraza de sugerencias de contenido en tu móvil, seleccionando lo que ves, lo que piensas y lo que ignoras, sin que siquiera lo notes. Pero claro, como todo esto suena a una distopía demasiado ‘exagerada’, ¿cómo vamos a tomárnoslo en serio?
Nos han acostumbrado a despreciar a los que piensan diferente, a encasillarlos como lunáticos o conspiranoicos. Nos han adoctrinado para reírnos de los valientes que se atreven a mirar más allá de lo que el sistema nos permite ver. Y, mientras seguimos en ese juego, la verdad sigue ahí, flotando ante nuestros ojos, sin que nos moleste lo más mínimo. El primado negativo no se trata de esconder la verdad, sino de que tú mismo decidas ignorarla. Y lo peor es que funciona.
Nos queda una única salida: cuestionarlo todo, incluso aquello que nos han hecho creer que es ridículo. Debemos despertar, sacudirnos la apatía, volver a ser curiosos. Porque la próxima vez que alguien mencione OVNIs, control mental o conspiraciones globales, en lugar de reírnos, deberíamos preguntarnos si estamos viendo la realidad o si simplemente estamos obedeciendo el guion que nos han impuesto. Y es que, mientras nos muestran la verdad disfrazada de ficción, el control sigue avanzando, sutil pero implacable. Nos distraen con detalles inofensivos, con debates interminables sobre lo improbable, mientras las decisiones que realmente importan se toman en las sombras.
El Congreso de EE. UU. ha puesto el tema sobre la mesa, pero, ¿quién está dispuesto a escucharlo con seriedad? Es hora de dejar de seguir el juego que nos han montado. La línea entre la realidad y la ficción está más borrosa que nunca, y si no nos espabilamos, puede que nunca veamos qué hay al otro lado.
Autora de Siente y vive libre, Toda la verdad y Vive con propósito, Técnico de organización en Elecnor Servicios y Proyectos, S.A.U. Fundadora y Directora de BioNeuroSalud, Especialista en Bioneuroemoción en el Enric Corbera Institute, Hipnosis clínica Reparadora Método Scharowsky, Psicosomática-Clínica con el Dr. Salomón Sellam
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