Entrevista a Alfonso Aznar

Continuando con el espacio de entrevistas, hoy toca adentrarnos dentro de un hombre al cual admiro mucho. De gran sabiduría, asquerosamente directo y, al mismo tiempo, gran amante del sentido del humor. Dentro de Minuto Crucial, es uno de los colaboradores que ha estado enrolado en el mundo de la política, concretamente con la ya extinta UPyD.

Asimismo, en sus ratos libres, se dedica a tuitear y a comentar en las plataformas sociales de los distintos políticos o personalidades populares que hay dentro de nuestro país repartiendo zascas a diestro y siniestro a cada uno de ellos. Para el que aún no lo sepa, el colaborador al que entrevistaremos hoy es Alfonso Aznar.

Jonathan Turrientes: ¡Muy buenas Alfonso, y muchas gracias por concederme esta entrevista para que nuestros lectores te conozcan más a fondo!

Alfonso Aznar:   Buenos días, Jonathan. Gracias a ti por darme la oportunidad.

JT: Cómo bien cito en la descripción breve, tú has estado enrolado en el mundo de la política. ¿Cuál fue el motivo por el que diste el paso de adentrarte en ese mundillo?

AA: Siempre estuve interesado por la  política porque desde los 16 años, cuando empecé a trabajar, me interesó conocer quiénes y cómo manejan mi dinero. Aunque sólo fuera por eso, creo que todos deberíamos estar interesados en la política porque los políticos están muy interesados en nosotros.

JT: ¿Cómo se definiría Alfonso Aznar en 5 adjetivos?

AA: Curioso, reposado, observador, inconformista y, con la edad, cada vez más sincero, lo que deja de ser una virtud para pasar a defecto, al decir de muchos.

JT: No me preguntes por qué, pero siempre te he asociado con la cualidad de ser una persona culta y gran lector. ¿Estoy en lo correcto? Y de ser así, me encantaría que me dijeras cuál es tu escritor y libro favoritos.

AA: Ufff… No me tengo por culto, ni muchísimo menos. Si sucede que he aprendido muchas cosas de esas casi inútiles, que sólo sirven apenas para jugar al Trivial. Me gusta decir que sé algo de casi todo y mucho de nada. El vicio de leer compulsivamente lo he tenido apartado durante bastantes años aunque nunca lo dejé del todo. He vuelto a recuperarlo moderadamente en la medida de lo posible. No tengo un libro favorito, por supuesto, sino muchos muy diferentes y de ninguna manera me atrevería a ponerles un orden. Pero la cosa va desde Unamuno a Tolkien pasando por Eslava Galán, Yourcenar, Dassiell Hammett , Azorín, Delibes…

JT: Además de la lectura, cuéntanos algunos hobbies más que tengas para que vayamos conociéndote un poquito más y el porqué de la elección de esos hobbies.

AA: No tengo hobbies especiales más allá de leer, hacer puzzles, pintar cuadros o miniaturas y ver cine en casa. Reconozco que pierdo demasiado tiempo con las redes sociales, algo que tengo que moderar con urgencia.

JT: Un pajarito me ha dicho que eres un poquito tiquis-miquis con el tema de la ortografía, la gramática y que, a su vez, eres un gran admirador de Arturo Pérez-Reverte. ¿Qué me dirías sobre todo esto?

AA: Es que tuve la suerte de aprender en el colegio Lengua con un profesor, Don Vicente Martín Dafauce, que tenía un programa educativo en Radio Nacional y que me enseñó a amar el idioma, a respetarlo y a cuidarlo. Y, además, en libros de texto de Don Fernando Lázaro Carreter, que luego sería director de la RAE y del que me bebía sus famosos artículos dominicales “El dardo en la palabra”, editados más tarde en dos libros.

El idioma es lo que nos diferencia más de los animales pero hay gente que se empeña en retroceder en la cadena de la evolución, en expresarse con 300 ó 400 palabras y en emitir al hablar poco menos que sonidos guturales. No tiene el más mínimo interés ni por hablar ni por escribir bien. Paradójicamente, en la época en la que más fácil es adquirir conocimientos, más que nunca hasta ahora, menos interés hay por hacerlo. Y mucho menos aún por saberlos usar e interpretar.

En cuanto a Pérez-Reverte, desde que leí “Territorio Comanche” y sus primeras columnas en prensa, me aficioné a su obra y descubrí que tenía también algo de su manera de ver la vida. Creo que tenemos la misma triste y cínica opinión de la sociedad en la que vivimos y, por desgracia, el mismo pronóstico sobre hacia dónde vamos. Por ejemplo, acabo de terminar de leer su última obra, “Línea de fuego”, imprescindible para ver de cerca, de demasiado cerca, qué es una guerra civil y qué podríamos obtener reavivando viejos fantasmas.

 JT: Tocando el tema de las redes sociales, un pajarito me ha dicho que te tiene medio Twitter bloqueado en cuanto a políticos o a lo que celebridades se refiere. ¿Cuál es el ingrediente secreto para lograr que semejantes personajes acudan a tu perfil para que posteriormente, le den al botón de bloquear y desaparezcas de sus muros?

AA:  No, no vienen a mi perfil. Soy yo el que les piso los callos en su Twitter  tirando generalmente de memoria y de hemeroteca. Hay pocas cosas que perdone menos que la incoherencia. Y entre la clase política la coherencia no existe. Y muchos menos entre las segundas y terceras filas, los lacayos políticos y mediáticos que viven de adorar a sus Jefes. Como he dicho arriba, las verdades escuecen. Creo que en alguna vida anterior yo debí ser uno de los esclavos que le decían al César al oído “Memento mori!”, “¡Recuerda que eres mortal!”… Los dioses de todas las religiones castigan las mentiras pero los hombres castigan más las verdades.

JT: Alfonso, si tuvieras que valorar en una escala del 0 al 10 tu experiencia hasta el momento en Minuto Crucial en la que 0 es muy negativa y 10 muy reconfortante. ¿Qué nota le pondrías a esta y por qué?

AA: 8 porque el 10 siempre es la perfección absoluta, que no existe. Y al 9 aún no hemos llegado pero llegaremos.

JT: Muchas gracias por concederme esta entrevista, la segunda que vamos a hacer desde que comenzamos este año 2021. Espero y deseo que Minuto Crucial pueda contar por mucho tiempo contigo porque eres una de las personalidades que más aportan en este proyecto además de personalmente, ser un gran amigo.

AA: Gracias por contar conmigo desde entonces. Yo también lo espero aunque reconozco que, gustándome escribir, para mí es una tarea que me agota sobremanera por lo que valoro mucho a quien vive de ello.