¡Quién nos lo iba a decir a los madridistas! Como todo buen aficionado al fútbol sabe, en el Bernabéu se recuerda cada minuto 7 de los partidos al gran Juan Gómez al grito de “¡Illa, Illa, Illa, Juanito maravilla!”. Y ese grito enlaza las nuevas generaciones con las menos nuevas en una historia común de orgullo, raza, gestas y trofeos.
Ahora ese grito nos lo han expropiado desde Cataluña. Desde el Bajo Ebro al Valle de Arán y desde el Segriá al Alto Ampurdán, resuena el mismo clamor: ¡Illa, Illa, Illa, Salvador maravilla! Las bases del Partido Socialista de Cataluña, asociado con el PSOE, están entusiasmadas ante la llegada de Salvador, su salvador. No parecían suficientes las dotes para el baile de Miquel Iceta. Se necesitaba la capacidad de gestión, altura de miras y responsabilidad que ha demostrado Illa al frente de Sanidad. Así que Sánchez ha jugado un billar a tres bandas en el Gobierno.
Las encuestas parecen aplaudir esa decisión: los ciudadanos dicen que desean premiar la excelsa gestión de Illa al frente de Sanidad y auparlo hasta ese puesto, envidiado en toda España, que permite obtener un sueldo “Nescafé” de 100.000 € durante toda la vida. Illa no merece menos. Otros con menos muertos a sus espaldas lo han ostentado. De hecho, los 8.000 fusilados por Companys son moco de pavo ante los 80.000 fallecidos hasta hoy por COVID en España bajo el mandato de Illa. Si Companys merece calles y colegios, Illa deberá obtener avenidas, barrios, universidades y hasta que se funde una ciudad con su nombre.
Porque los méritos de Illa no son pocos y deseo detallar unos cuantos:
Pues con este bagaje de muertes y mentiras en su cartera, Illa se va con la conciencia tranquila y sin remordimientos a capitanear Cataluña con una promesa que ya hizo Sánchez: “No pactaré con independentistas”. El resultado de lo que dijo Sánchez es de todos conocido y similar a lo que ocurrirá en Cataluña, con la diferencia de que es posible que Illa sea el vicepresidente de una Generalidad dirigida por Pere Aragonés. Y eso lo puede hacer sin enarcar siquiera una ceja.
Y la culpa no es suya. Ni siquiera es de su partido, de ninguno de sus cargos ni afiliados. A esos ya los vemos venir y tienen intereses propios para ganar: muchos de sus sueldos dependen de ello.
La culpa real es del votante. De ese votante al que no le importa que le mientan, que le roben, que le maten a sus familiares y que, además, le digan que lo están haciendo mejor de lo que lo haría “la derechona”. Ese votante, mezcla de burro de carga y papagayo, es el que va a salvar a Salvador, el que va a auparlo a un lugar que ni merece ni está capacitado para ocupar.
Ese votante indocumentado, incapaz, fruto del fracaso escolar y la inmersión lingüística, adoctrinado, autoengañado, sin criterio alguno ni formación política, va a salvar de nuevo a Barrabás, como siempre ha sido desde hace 2.000 años.
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Excelente artículo, con notables hallazgos políticos/literarios como "el sueldo Nestcafé de 100,000 € para toda la vida", "los 8.000 fusilados de Campanys son moco de pavo frente a los 80.000 muertos por la Pandemia", y, sobre todo "ese votante indocumentado, incapaz,fruto del fracaso escolar y la inmersión linguística". Y ocho puntos como ocho soles. Enhorabuena.