Hace ya meses, que esta palabra me ronda la mente y me obliga a reflexionar sobre la situación política actual. Hay conceptos que expresan en un sentido estricto lo contrario de la verdad, pero sí tienen una semejanza. Así, las palabras o actitudes hipócritas o la propaganda informativa son dos versiones de la mentira. Además, hay individuos que carecen de control con respecto a sus engaños o manipulaciones y son diagnosticados como “mentirosos compulsivos».

Ahora voy a sus consecuencias que a mi entender son muy dañinas respecto a la situación actual. A partir del uso de palabras verdaderas y de una garantía ganada en el tiempo con un formato que trasmite credibilidad, algunos medios de comunicación se dedican a difundir engaños con el propósito de manipular a la opinión pública. Este hecho no es nada novedoso con lo acontecido en tiempos anteriores. Ahora además cuentan con la indudable potencia de Internet y buscan captar las “fake-news”.

Por todo lo expuesto, si el poder político utiliza los medios para lanzar sus mentiras adornando con sus medias verdades, ahora el gran problema está en que nos movemos en un terreno de inseguridades, viéndonos obligados a ser más reflexivos para esforzarnos en potenciar nuestra inteligencia y capacidad de análisis con el fin de hacernos inmunes a sus mentiras. Pero ¿qué “escenario “nos encontramos para poder defendernos de todas estas situaciones?

Partiendo de un principio inexplicable, donde un político con aspiraciones declaradas de acceder a la Presidencia de Gobierno se dedica a prometer en público y más de una vez sus intenciones y pactos mientras que define sus líneas de actuación con vehemencia incluso defendiendo sus alianzas, negando la mayor sobre cuáles van a ser sus aliados para al cabo de pocos días y una vez ganada la confianza de sus electores, destruir todas sus promesas incumpliendo sus proyectos de campaña…

Si somos capaces de asumir esta situación y lo más preocupante, sus propios votantes asumen estas mentiras, es que nos haría falta una revisión detallada de nuestro modelo de Sociedad. Pensemos que la palabra “mentira” en su etimología, proviene del castellano antiguo, (cognado del judeoespañol), creo que nos toca pues a los españoles dignificar esta palabra.

Construyamos entre todos un bloque ideológico basado en la verdad y los valores. Reconozco la gran dificultad que esto supone en este “mar de manipulaciones”. Difícil distinguir entre las mentiras y medias verdades, pero no queda otra solución que remar contra corriente para descubrir lo veraz entre ellas. Siempre a lo largo de nuestra Historia, se han presentado situaciones similares y se han superado con sacrificios y esfuerzo, no será ahora cuando el desaliento y los fracasos puntuales nos impidan seguir adelante.

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Publicado por
María José Sañudo

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