España

Autónomos, héroes anónimos

Os voy a relatar un sueño de los que se convierten en realidad, aunque sea una realidad cruda. Aún no ha amanecido, escucho a través de la ventana ruido en la calle, ya casi son las 6:00 de la mañana, me tapo un poco más con el edredón ¿será el vecino yendo a trabajar? Mi vecino de al lado es una gran persona, trabajador autónomo incansable que nunca falla a una cita, de los que cierran los tratos dando su palabra y un buen apretón de manos, aunque ahora no se puede… Es como un superhéroe del siglo XXI, de una pasta especial que le hace inmune a inclemencias del clima o a enfermedades comunes etc.

Los autónomos son personas anónimas que luchan día tras día para llevar adelante su empresa y con el sudor de su frente levantan el país. Personas que a veces al regresar a casa andan cabizbajos, pero no demasiado cansados como para dedicar una sonrisa a quien le saluda y responder que aguanta el tirón, que al menos tiene salud. Salud para seguir levantándose día tras día de madrugada para ir a trabajar, aunque no se venda o se gane poco.

Hoy por hoy, no tener trabajadores se ha convertido en un privilegio desde el punto de vista de la supervivencia de las empresas. Y es que esta pandemia, se ha convertido en un calvario para todos, con las restricciones de horario, de movilidad, de turismo… resulta complicado no hundirse, salir a flote es tarea harto difícil, pero nadie dijo que fuera sencillo, ni gratis, ni que no dejase heridas… Esas profundas heridas lacerantes que causan la responsabilidad y la valentía de ser padre de familia numerosa es hoy por hoy toda una osadía de vida, de alegría, de bullicio, de juegos infantiles… y de poder mantener a su prole sin rechistar, en silencio y con una gran sonrisa al entrar en casa.

Es como un juego de malabares llevado al extremo, casi rozando el fallo técnico, que consigue llevar a buen puerto sin error y con destreza impoluta. Así es, el valor, el atrevimiento desafiando a las dificultades, la responsabilidad, la pulcritud con el fisco, buen ciudadano y buen vecino, fiel defensor enamorado de su familia choca con la cultura actual del postureo y apariencia.

La pandemia nos pasa factura a todos, sobre todo psicológica. Hay que tener muy buenos cimientos mentales para no sucumbir a la desesperanza, sentir ansiedad, desilusión, ganas de echar a rodar la empresa que tantos años ha costado levantar… ¿A alguien le interesa esto? Lo respondo en seguida: NO, eso no es productivo, ni tributa, ni sirve de nada más que a todo caso para rellenar estudios de afectación psicológica de los autónomos en tiempos de pandemia. Penoso.

Llevamos unos años en los que nuestro Gobierno somete a acoso y derribo a este colectivo, desde 2008, año en que se impuso la obligatoriedad de cotización a la Seguridad Social por la cobertura de la incapacidad temporal, seguido de la obligación de contratación de nuevas prestaciones a la Seguridad Social, véase accidente de trabajo, enfermedad profesional…etc.

El Gobierno quiere extinguir a los autónomos, por ejemplo, con la Ley Riders, en virtud de la cual convertirá en contra de su voluntad a miles de autónomos en asalariados, ya pierden su esencia su independencia e iniciativa, que es de lo que se trata. Mientras tanto, desde los palcos y poltronas de los respectivos gobiernos, se debaten argumentos que al simple ciudadano de a pie, le resultan ajenos, inertes y carentes de sentido… pero le afecta, y vaya si le afectan cuando se limitan sus libertades, se genera odio desmesurado en las calles y hay revueltas, se invierten los impuestos que pagan todos los españoles en chiringuitos llenos de adoctrinamiento ideológico… inversiones inútiles que al autónomo no le sirven para llegar a final de mes. Este autónomo sólo desea una vida tranquila, poder llevar el pan a casa, dar un buen servicio y de calidad a sus clientes y que así no le sustituyan por compra online. Descorazonador.

Este artículo es mi forma de expresar mi gratitud a todos aquellos autónomos que levantan sin miedo cada día su persiana para colorear nuestra vida aportando mucho más a la sociedad de lo que reciben a cambio. Dedico mis palabras desde el fondo de mi corazón a mi vecino autónomo, que merece todo mi respeto y admiración.

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