El pasado 14 de abril, unos pocos jovenzuelos nostálgicos de algo que no conocieron -y también, como no podría ser de otra manera, el Gobierno de España- se reunieron para conmemorar el 90 aniversario de la II República. O lo que es lo mismo, se juntaron para celebrar un golpe de estado. Y en muchos lugares lo hicieron mediante una caravana de coches. Las huestes que hostigaban en redes y medios a Vox por hacer lo propio durante el confinamiento, suspendieron durante unas horas su incansable -y rentable- lucha contra el cambio climático con tal de festejar lo que a todas luces fue un terrible y negro episodio de nuestra Historia.
El Gobierno de España como recreación del Frente Popular es hoy una realidad innegable. El socialismo radical y el comunismo, de la mano de separatistas y terroristas, marchan contra la Libertad capitaneados por un Pedro Sánchez que, a pesar de lo anunciado a bombo y platillo, duerme plácidamente en el Palacio de la Moncloa. Una jaula de oro y diamantes para un tirano en ciernes. Desde su atalaya vislumbra la ruina -causada por él- de un pueblo que, de manera democrática -para su fortuna- le dará la patada en el culo que merece.
El enemigo a batir es SM el Rey Felipe VI. En primer lugar, por ostentar la Jefatura del Estado que los rojos consideran un cargo que debiera ocupar alguien que sirva a objetivos puramente ideológicos y no a la férrea defensa de los intereses generales y la salvaguarda de la Constitución y, en segundo lugar, porque su discurso tras el golpe de estado en Cataluña de 2017 demostró una enorme capacidad de sacar a las calles a millones de personas enarbolando la Bandera Nacional y celebrando nuestra indisoluble unidad. Podemos sigue cayendo en las urnas, comicios tras comicios, pero su rabia contra la monarquía sigue embistiendo contra cualquier atisbo de flaqueza que puedan tener a su alcance. Los ataques de las hienas púrpuras por los asuntos patrimoniales del Rey Emérito dan buena fe de ello.
No se esconden. La mitad del Gobierno -o al menos los que dan la cara en este aspecto- pide a gritos la eliminación del sistema constitucional vigente para la instauración de la III República. La subversión del orden político y social con el único fin de implantar el terror rojo como forma de gobierno. La persecución política, judicial y mediática del disidente para anular cualquier tipo de resistencia a su apisonadora ideológica. La instalación de un sistema que censure la educación en libertad de acuerdo con los valores y creencias familiares y religiosas. La expropiación directa e indirecta -vía impositiva o a través de la ocupación ilegal- de la propiedad privada de los españoles. La sumisión general a una agenda socialista que obliga a vivir asumiendo una culpa que no nos corresponde por asuntos que carecen de importancia (véase el cambio climático o el feminismo radical). Los ataques generales a la fe cristiana, pilar fundamental en la construcción de la civilización occidental. Renegación de nuestro glorioso pasado como imperio, ocultando las grandes gestas que hacen Nación. Imposición de una memoria única e indiscutible sobre nuestra Historia con determinación de una única realidad falseada desde el poder. División territorial del Estado con un sistema de derechos y libertades asimétrico, para garantizar el conflicto entre los españoles. Empobrecimiento intencionado y sistemático de la población para crear dependencia económica directa del Estado. Una política internacional de acercamiento a estados izquierdistas totalitarios para importar la revolución socialista desde éstos. Control y manipulación de la Justicia. Impunidad política de los cargos de “El Partido”. Exaltación al líder. Esparcimiento de la violencia en pueblos y ciudades. Legitimación de alzamientos contra el Estado. Etc.
¿Les suena todo esto? Algunos -yo entre ellos- diríamos que estamos ya muy cerca de la vuelta a los años de la Segunda República. Confrontación social alentada y protegida desde el poder que ahora sufren los representantes y simpatizantes de Vox cada vez que se asoman a una campaña electoral ejerciendo su libertad constitucional a hacerlo. Opresión a las clases medias para asfixiar su capacidad económica y su libertad a vivir según sus propias convicciones.
Pero todavía hay esperanza. Hay esperanza porque tenemos a un Rey fielmente comprometido con la Constitución que juró acatar y defender ante Dios y el pueblo español. Hay esperanza porque los españoles no nos vamos a someter al dictado de unos pocos aburguesados comunistas sumisos únicamente a sus ansias de poder. Hay esperanza porque hemos vuelto a mostrar orgullosos nuestra bandera y enarbolarla en cada fecha importante y a colgarla en nuestro balcón todos los días del año. Hay esperanza porque hemos perdido el miedo a disentir. Hay esperanza porque la Patria vencerá a la tiranía. Hay esperanza porque somos españoles y somos un pueblo que no sabe ser esclavo.
Hoy voy a ser francamente breve porque no necesito cinco días para pensarme lo que…
¡Adentrémonos en el vibrante cosmos de la autoayuda! ¿No resulta fascinante cómo esos títulos deslumbran…
El pasado lunes, tras cinco días en los que Pedro Sánchez había mantenido en vilo…
El año pasado, Diego Rivas ascendió a la Segunda División de mano del Racing de…
A pesar de su rabia por haber perdido la Guerra Civil, los abuelos traídos hasta…
El pasado 24 de abril, en la ciudad venezolana de Caracas, se llevó a cabo…
Ver comentarios
Thank you for your article.Really thank you! Really Cool.
Excellent article. I certainly appreciate this website. Thanks!