España

Aquí, Radio España Independiente

La radio es para quien les escribe su medio de comunicación predilecto. Un medio inmediato, familiar y económico; cuya capacidad de persuasión es más meritoria, si cabe, que la televisión o los videojuegos, ya que en estos casos se tiene a favor la imagen, la popularidad que otorga entre la gente más joven y una mayor capacidad de sintetizar el mensaje.

La radio tradicional ha sido capaz de sortear la censura (se me viene a la mente La Pirenaica). Radio España Independiente o La Pirenaica fue el principal canal de difusión opositor al régimen franquista, un canal que el PCE emitía simbólicamente y no por casualidad desde la URSS y posteriormente desde Rumanía, porque en aquel momento Franco había decretado el monopolio de la información en favor de Radio Nacional de España, amén de que todo lo que olía al este era objeto de equiparación con el “enemigo comunista” –vamos, igual que ahora, pero entonces con más motivo- hecho entendible para los que hemos superado la división del mundo entre el Bloque del Oeste y el Bloque del Este. Es decir, ya caído el Telón de Acero y habiendo sido inmiscuidos en la globalización (no me refiero al globalismo), ¿qué sentido tiene ya una visión tan trasnochada e irreal?

Volviendo a lo que nos atañe, la radio, ésta también ha evolucionado y en mi opinión a mejor. No, no estoy diciendo que la radio en España, copada por el poder político autonómico de turno, sea el ejemplo a seguir, me estoy refiriendo a que la radio se ha sabido adaptar a las circunstancias y se ha quedado solo con el nombre, “la radio”, pasando a desempeñar su papel, el podcast. Esto último puede sonar a herejía para los puristas, pero en mi opinión hacía falta sacrificar la FM por iVoox, Soundcloud, Spotify y un largo etcétera de plataformas a nuestra disposición y que cualquier persona con un micrófono, una mesa de mezclas, una conexión a internet y un pelín de descaro vuelva a ondear la bandera de la libertad. Ni qué decir tiene que no cumple los mismos requisitos técnicos que La Pirenaica, pero sí la misma función social. Además, como guinda a la tarta, actualmente, los partidos políticos y los estados tienen más complicado inmiscuirse en los espacios de internet, por lo que la independencia del medio es más notoria.

Se da por hecho que el emprendedor que se guisa y se come su propio espacio debe de romper las barreras establecidas en cuanto a RRPP y contacto con el oyente se refiere, es renovarse o morir, ya que lo ideal sería crear un sistema de financiación propio, por ejemplo, antes de comenzar la temporada, para que sus seguidores, en un ejercicio absoluto de “democracia y libertad”, si me permiten la referencia, avalen o no el proyecto, refrenden sin intervención regulatoria alguna si ese espacio es digno de emitirse o por el contrario, si no convence ni a sus potenciales escuchantes. Sinceramente, creo que ningún espacio mediático público puede igualar esa manera de gestión.

Desgraciadamente, la cabra (y en este caso es el sistema) tira al monte, siendo al menos loable que haya alguna pequeña emisora que intenta llamar a las cosas como son. Es loable también que todavía queden comunicadores que, rompiendo radicalmente o no con los esquemas del convencionalismo, tengan un trato cercano con la gente a la que informan percatándose de que el principal activo que tienen, sobre todo en épocas de vacas flacas. No es la publicidad institucional sino la confianza que han depositado sus oyentes en sus opiniones e informaciones. Sin embargo, es triste observar que un medio tan bonito como la radio convencional se encuentre en perfecto estado de putrefacción por culpa del sistema de reparto de las concesiones a manos privadas (hablar de RNE y de las radios públicas autonómicas ya es objeto de otro estudio). Centrémonos en Andalucía, comunidad autónoma gobernada por el PSOE durante cuatro décadas, y tomemos datos ofrecidos en 2018 por el BOJA.

Pues bien, en aquel precioso punto de la geografía española, se da un caso bien revelador que consiste en el acaparamiento privado de los operadores de FM por parte del Grupo Prisa (117 emisoras que suponen el 54% de todas las que emiten de forma legal en Andalucía). ¿Cómo es posible competir con tal desventaja? Pues bien, existen tres opciones: 1) crear un pequeño grupo, preferentemente a nivel nacional e ir abriendo delegaciones. 2) emitir de forma pirata. 3) ser resiliente (en el buen sentido) y ofrecer un servicio igual o mejorado a través de internet. La tercera opción es sin duda la que se está popularizando, ya que el español medio ni tiene ingentes cantidades de dinero ni tiene intención de cometer irregularidades.

Chascarrillos aparte, es esperanzador saber que de ese hándicap muchos han sabido darle la vuelta y ofrecer un contenido que, siempre teniendo la mente abierta, es equiparable (cuando no mejorado) a la radio, ya que es cierto que en no en pocas ocasiones los más “morbosos” pueden ver cómo se desarrolla el contenido a través del streaming, teletransportándose virtualmente al momento y lugar en el que el locutor favorito de cada uno está informado y entreteniendo. Otra de las ventajas del podcast es que puede estar disponible de manera permanente en lo que se conoce como la nube, generando muchísima más audiencia que un espacio tradicional, el cual solo sería posible escucharlo en un determinado momento del día. Recuerdo como anécdota el grabar mis espacios favoritos de la radio con el mp3 porque claro, el acceso a internet no era tan común en los primeros años del siglo XXI y aquella estratagema era la más sencilla para poder escuchar tu pasión una y otra vez…

Sé que este artículo se sale de la tónica habitual que suelo abarcar, pero quiero trasmitirles que no solo existe Ucrania, Rusia, el Covid, Soros, Sánchez, Piqué o el hipotético adelanto electoral, sino que existe un medio maravilloso, que es la radio, y que esta generación está siendo testigo de su metamorfosis en, espero, una ventana más a la libertad. Les invito a escuchar espacios que rompan con lo tradicional, que sepan hacer de la politización sistémica una oportunidad para progresar en la lucha por la libertad y la verdad.

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Publicado por
Juan Jesús Hernández

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