Tiempo de patriotas

Ante una orden que atente contra la integridad de los ciudadanos desarmados y pacíficos, hay que desobedecer. Da igual que te vaya el sueldo en ello o que te expedienten, pero al menos, tus hijos no tendrán que escuchar de sus compañeros que su madre o padre es un violento al servicio de la dictadura. Estos días estamos viendo que la policía nacional está cargando de forma desmesurada contra ciudadanos que sólo ejercen su derecho de manifestarse ante un golpe de estado flagrante y anunciado. 

Llegas sano con la bandera de España y te vas a casa molido a palos preguntándote por qué funcionarios que deben protegerte, te apalean. No seré yo quien meta a todos en el mismo saco; evidentemente, ellos siguen órdenes, hasta ahí es comprensible. Pero la pregunta es la siguiente: si la orden es ilegal o liberticida ¿tienen la obligación de cumplirla? La respuesta es no y si lo hacen merecen un expediente y expulsión inmediata porque no sirven al político de turno, sino al ciudadano. 

Las órdenes del oscuro ministro Marlaska deben ser desobedecidas, porque además se producen mientras su jefe y cito palabras de Sánchez “Está obligado por el PP a actuar contra España, ya que no les ha dado sus votos”. En un país serio, estas palabras del presidente aún en funciones lo hubieran llevado ante un juez por traición; pero amigos míos, aquel que sentenció “España es diferente” nos conocía muy bien. Así las cosas, a nosotros, el pueblo cada día menos soberano, no nos queda otra que presentar batalla de todas las formas posibles y sin descanso porque, aunque nos asomamos peligrosamente al abismo, todavía no hemos caído en él. Eso sí, como diría Nietzsche, el abismo nos mira.  

Ante un tirano, la única victoria pasa por la unidad. Cada vez son más los votantes socialistas quienes sufren las perrerías del amado líder y hasta el más cretino empieza a hacerse preguntas, máximo cuando llenar la nevera es ya una hazaña épica. Esa sonrisa forzada de triunfador debe ser borrada y sustituida por una sentencia digna de la traición cometida. No puede fiarse de sus socios ni ellos de él, porque todos son igual de criminales. Un pacto cogido con alfileres necesita de unas buenas costuras y este no las tiene. Comienza un baile de máscaras donde las dagas volarán y ni siquiera verán si es fuego amigo o no. 

Se inicia una etapa oscura, impredecible donde nada está escrito y todo puede suceder; porque, como decía el Santo Padre Juan Pablo, “No le tengáis miedo, es solo un hombre “. Sin nuestro miedo no son nada, tan solo escoria jugando a gobernar. Y si tiene que haber miedo, que sea el de ellos porque no habrá paz para los traidores. No irán tranquilos por la calle y su nombre será arrastrado por el barro de la historia, el nuestro la del heroico pueblo español, que lleva más de 12 días en las calles, frente a una nueva dictadura. España no se vende, España se defiende.