Ya queda menos para que Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno, comparezca este viernes, día 5 de junio, ante el juez Juan Carlos Peinado. La investigada por corrupción en los negocios y tráfico de influencias ha solicitado que no se graben imágenes de su declaración, solo el sonido de su declaración. La excusa de la directora de la Cátedra Extraordinaria para la Transformación Social Competitiva de la Universidad Complutense de Madrid es la de preservar su imagen, dada su “relevancia pública”.
Los juzgados de Plaza de Castilla serán un hervidero mediático, como si de una boda real se tratara. Los medios de comunicación estarán pendientes de la entrada de Begoña Gómez a las 10:00 horas en el Juzgado número 41 de Madrid. Su esposo, Pedro Sánchez, quería acompañar a su mujer para la toma de declaración, pero la cúpula socialista le ha recomendado al presidente que no la escolte, a pesar de que con este acto quería mostrar la presión a la que están siendo sometidos por la ultraderecha y los “pseudomedios”. Previsiblemente, no acudirá, ya que para los socialistas este hecho no aporta ningún voto y dicha estrategia carece de fundamento.
Desde Moncloa se ha solicitado una entrada alternativa para evitar captar la imagen de Begoña entrando en los juzgados. Ante todas estas solicitudes, el Magistrado Peinado insiste en investigar a la «primera dama» incluso más allá de lo impuesto por la Audiencia Nacional y que se mantenga la comparecencia grabada con la imagen de la investigada, porque así se hace con otros investigados en casos similares, aunque esto pueda perjudicar la imagen del presidente del Gobierno. Moncloa está haciendo todo lo posible por evitarlo, pero solo nos queda esperar para ver si finalmente se le otorga un trato de favor o recibe el mismo tratamiento que cualquier ciudadano de a pie.
Recordemos que en España no existe la figura protocolaria de primera dama, dado que somos una Monarquía Parlamentaria y solo existe la efigie de reina. La mujer de Pedro Sánchez no tiene sueldo público ni agenda institucional y aunque algunos medios se «confundan» al referirse a ella como presidenta del Gobierno, Begoña Gómez es simplemente la cónyuge del líder socialista. Ofrecerle un trato de favor sería injusto y constituiría una amenaza para toda la sociedad.
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