De los creadores de embarazarse tras una orgía con más de mil hombres desconocidos, completamente en celo y con ganas de «mojar el churro», llega a sus pantallas el bigote femenino, una moda que también tuvo como «pionera» a otra youtuber pipiola y que amenaza, por culpa de unas cuantas desequilibradas nacionales, con instaurarse en España.
Hay momentos en los que dan ganas de ponerse a rezar en la intimidad, pidiendo al Altísimo que haga caer un meteorito de grandes dimensiones contra el planeta Tierra, debido a las cabezas pensantes que existen en nuestra sociedad. El feminismo, un movimiento que antaño fue tan encomiable como respetado, por culpa de unas cuantas “locas del conejo”, se está convirtiendo en algo aborrecedor, incluso rozando el ridículo más absoluto. Nunca la intención de obtener una avalancha de likes y la posibilidad de ser trending en diversas plataformas ha denigrado una corriente que, por unanimidad, en situaciones normales, todos deberíamos apoyar.
Imaginemos, por un instante, a la típica señorita que no pasa de los 30 años y que pretende ser alguien en la vida, en los mundos tan controvertidos de Internet. ¿Qué puede hacer la susodicha para convertirse en influencer y vivir de ello? ¿Luchar contra la falta de derechos de las mujeres en países donde predomina la religión musulmana? ¿Exigir a los políticos en España que hagan su trabajo de manera sobresaliente en las instituciones? No, mucho mejor dar por saco con el patriarcado opresor a todas horas, asegurando que se debe apoyar la iniciativa de que las mujeres lleven bigote, igual que los hombres. Lo dicho, ¡meteorito, cae de una santa vez, por favor!
Hay tres maneras de transmitir este suceso noticioso: la primera, contando los hechos acontecidos con pelos y señales, estableciendo un lenguaje puramente informativo; la segunda, recurriendo al alarmismo, acordándome de los familiares de esta youtuber y sus respectivas ‘adeptas’; y la tercera y última, tirando de mucho sentido del humor, de muchísimo humor.
Queridos lectores, lectoras y ‘lectoros’ de Minuto Crucial, si habéis logrado leer hasta aquí, seguro que ya sabéis cuál he elegido. Spoiler: Obviamente, con humor, porque con esta característica tan particular, uno puede ridiculizar a cualquiera sin necesidad de provocar el apocalipsis zombie contra quien señalas. Además, para opinar contundentemente, ya hay dentro de este digital de opiniones otros colaboradores que lo harán tan bien como yo o incluso mejor.
Para concluir, tan solo me queda deciros que espero que, mediante este breve artículo cargado de humor, haya conseguido sacaros mil y una sonrisas. Me gusta generar buen rollo entre los buenos, a la par que desquiciar a los malos. Los tres ingredientes imprescindibles que me definen, a mí, Gervasio Cruziale, son: la palabra, la ironía y el sarcasmo. ¡Hasta otra!
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