Muy buenas de nuevo a todos los seguidores de Minuto Crucial. Los ciclos en el fútbol son algo normal, y los equipos tienen tendencias positivas y negativas de forma alternativa. Sin embargo, actualmente se vive un fenómeno que ha dado vida a LaLiga Santander, el bajón simultáneo de Barcelona y Real Madrid.
Para entender esta situación debemos ponernos en contexto. Los dos grandes de nuestro fútbol han dominado con mano de hierro la última década y media (con la excepción de la Liga del Atlético en 2014) y han monopolizado casi todos los títulos que han disputado. El F.C. Barcelona ha sido el gran dominador de las competiciones domésticas mientras que los grandes éxitos del Real Madrid han llegado, mayoritariamente, en clave internacional. Sin embargo, ambos han caído en un fenómeno poco habitual en estos clubes: el estancamiento generacional.
En el caso del Real Madrid, Zinedine Zidane siempre se ha confiado a su vieja guardia para los grandes partidos y el resultado ha sido excelente. Jugadores como Ramos, Kroos, Modric o Benzema son intocables en el esquema del técnico francés. Pero, inevitablemente, estos jugadores ya avanzan en sus carreras, y la edad y la necesidad de dosificar, unido a la necesidad de dar tiempo para alcanzar su mejor nivel a jugadores como Vinicius, Rodrygo o Reinier, y el bajo rendimiento de jugadores como Isco, Marcelo, Jovic (ahora cedido) o Marco Asensio, que sale de lesión grave, han provocado una crisis de resultados y una necesidad de regenerar una plantilla a la que se le exige el máximo. En este punto, la estancada renovación de Sergio Ramos es una cuestión de Estado en el club, si bien la inflexibilidad del presidente Florentino Pérez es un factor a tener en cuenta. De esta negociación depende parte del futuro cercano del club.
El caso del Barcelona es radicalmente distinto, al par que su situación institucional. El Barça ha asociado de forma exitosa su trayectoria a la creación de un equipo hecho a la medida de su gran estrella, Leo Messi. Los entrenadores que han pasado han entendido que el argentino era intocable y que de su estado de forma y ánimo dependía su éxito deportivo. Sin embargo, esto es un arma de doble filo, y la gestión de la directiva del club ha sido una carta blanca al vestuario, en forma de salarios muy altos, renovaciones a la medida y antojo de los jugadores y cierto punto de autogobierno en la plantilla. Cuando Leo Messi ha dejado de ser tan determinante y los desastres deportivos se han consumado (Roma, Anfield, el 2-8 en Lisboa ante el Bayern…) el club ha entrado en un profundo bache, y la situación económica del club, anclada al contrato de los pesos pesados (en especial el de Messi), ha llevado al Barça a un callejón sin salida, con decisiones incomprensibles como la salida sin beneficios de Luis Suárez, regalo que está aprovechando el Atlético a las mil maravillas. Habrá que ver si el previsible adiós de Leo genera o no un trauma en el club.
Y luego están los demás. El Atlético de Madrid ha sabido evitar la relajación de los grandes y ha confeccionado un equipo ganador, apuntalado con la llegada del delantero perfecto para el club, Luis Suárez, que está dejando en evidencia su altísimo nivel competitivo. Por otro lado, equipos como el Sevilla de Lopetegui, la Real Sociedad, el Villarreal o el Granada de Diego Martínez han dado un salto cualitativo y de competitividad digno de elogio, y los equipos de la zona baja saben suplir con casta, pasión y una mejora notable en su juego la falta de presupuesto.
En conclusión, durante un tiempo, las Ligas de 100 puntos y el dominio aplastante de Barça y Madrid pasará a la historia. Los demás equipos ya saben plantarles cara y todo se ha igualado para dar a LaLiga lo que le faltaba, competitividad. Barcelona y Real Madrid han bajado a la realidad, y parece que esta les ha superado. Ya era hora, ¿verdad?
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