Estamos ya acostumbrados a las apariciones del Presidente Sánchez en continuadas ruedas de prensa sacando pecho de su gestión, de su partido, el PSOE, en cuyo honor no se cansan de organizar eventos, aniversarios, encuentros y consumo excesivo de gastos en organización de actos en los que desmentir la denostada fuerza social de un Gobierno cuyo barco que no deja de pegar contra las rocas de los acantilados en los que no dejan de meternos a los españoles.
Y es que ellos no sólo corren el riesgo de introducirnos por esas vías peligrosas sino que, además, dejan el cogobierno del barco a aquellos cuyo mayor éxito sería que el mismo se hundiera. Gente a la que le da el cogobierno que preferiría el misticismo de un Titánic hundido pero eterno y colaboradores necesarios de una mayoría absoluta que prefieren ese barco hundido para sentirse capitanes de barcazas en las que pretenden salvar de las peores aguas a los suyos introduciéndolos en una Historia que más mal final que bueno podría tener, y es sólo cuestión de estadísticas y de hechos probados.
Pero una de las cosas que más llama la atención en esos gestos altivos, sobrados, casi histriónicos, de todos ellos, no sólo choca con la pasividad de la parte socialista del Gobierno, sino muy especialmente con el cinismo del propio Presidente a la hora de mostrar un optimismo que hace aguas cada dos por tres, o las continuas meteduras de pata de sus ministros, como las de su Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que tras devastar a su paso la administración andaluza y coser a impuestos a los de Andalucía, no sólo insiste en sus mismos propósitos a nivel nacional con el apoyo incondicional de Sánchez y los suyos, sino que, además, miente continuamente sin ningún tipo de consecuencias. Una de las mayores fue cuando dijo que no podía bajar el precio de las mascarillas porque desde Europa se lo impedían. Poco tardaron desde Europa en desmentirlo y meses el Gobierno en poner precio máximo a las pruebas de antígenos justo después de hacer el agosto en Navidades con los impuestos que todos tuvimos que pagar para comprar estas pruebas precios desorbitados.
Pero esta serie de mentiras y desvaríos no son excepción sino tónica. También afectado a la crisis por el precio de la luz dónde Europa, una vez más, tuvo que rectificar a Sánchez. Todos sabemos que en muchos de los países europeos, esa Europa a la que tanto desprecian cuando les interesa a los socios del Gobierno socialista y que tanto intentan ningunear sin éxito los de Sánchez, si un político miente de la forma en la que lo han hecho los miembros de este Gobierno al día siguiente de ser pillados se verían obligados a presentar su dimisión. No es de extrañar, por tanto, que desde Europa nos vigilen con lupa pero también con el sarcasmo propio de aquellos que miran a los torpes peligrosos.
Pero resulta, además, que lo de sacar pecho sigue viniéndole grande a Sánches y los suyos en muchos aspectos. Hoy mismo se conoce la sentencia que condena a un ex consejero de empleo socialista de Andalucía a siete años de cárcel por el caso de los ERE, el mayor caso de corrupción en cuantía robada a los ciudadanos de la historia de nuestro país, mucho más que el caso que motivó a la moción de censura que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy.
Y muchos socialistas se revolcarán en sus butacas de cuero progresistas y ecológicas diciendo que eso pertenece a otro período del socialismo andaluz ya superado. Pues, ¿qué quieren que les diga? Ayer mismo un juez ampliaba el caso abierto nada más y nada menos que al número dos del PSOE andaluz Rafael Velazco en relación a subvenciones concedidas a la academia de su mujer en la que también estarían implicadas otros miembros de la familia. Y, oigan, que no es nada nuevo este caso, que tiene al menos diez años, aunque en su momento fue archivada por la jueza María Núñez Bolaños, justo la que posicionaron en sustitución de la jueza Ayala que tantos sufrimientos dio al PSOE andaluz. Y parece ser que no fue sin motivos, ni que lo hiciera, ni que se la quitaran del medio. Posteriormente la causa fue reabierta a riesgo de provocar un gran escándalo en el sistema judicial y en el mundo político por las evidencias que figuran en el argumentario de la acusación. También es llamativo que, a pesar de todo esto, la nueva ejecutiva andaluza cuente con este señor como número dos. Llamativo para quién creyera que el pasado es pasado y que, en muchas ocasiones, el problema no es otro que el quítate tú que me pongo yo y no tanto lo que se ha hecho o podido hacer.
Y esta es sólo una pequeña muestra de actualidad. Se podrían decir muchas otras, como el famoso caso que insisten en pretender encubrir de las menas prostituidas en Baleares o muchos otros casos como el Azud en Valencia. Así que, visto lo visto, mucho me temo que ni el Gobierno de Sánchez puede sacar pecho ni de gestión, ni de transparencia, ni de representatividad de la voluntad de los ciudadanos, ni de luchar por las clases menos beneficiadas a las que pretende insinuar que ayuda mientras les exige requisitos casi imposibles para conseguirlo y los asfixia a impuestos como a todo ciudadano de a pie. Pero es que el partido al que representa tampoco se encuentra en forma como para sacar pecho en materia de corrupción política ni sus socios derecho moral de acusar a la derecha de sus errores y delitos cuando se sientan en la mesa del Consejo de Ministros con aquellos vinculados con sentencias y condenas al mayor caso de corrupción económica de la Historia de nuestro país y les parecen unos buenos colegas. Así será del pavo la tajada.
Periodista, Máster en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos por la Universidad de Granada, CAP por Universidad de Sevilla, Cursos de doctorado en Comunicación por la Universidad de Sevilla y Doctorando en Comunicación en la Universidad de Córdoba.
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