Liderazgo femenino

La sociedad española carece de liderazgos femeninos con clase, saber estar, buenos modales y maneras. La deriva progresista de la España desde la transición hasta nuestros tiempos nos ha traído nuevos líderes femeninos de traca. Cada generación es peor que la anterior, el colmo es la ministra Montero y sus secuaces, que lejos de representar a las mujeres (como pretendían en su inicio) han convertido a la mujer en un esperpento al servicio de los chiringuitos de género para obtener subvenciones que les den dinero fresco de todos los españoles recaudado con impuestos confiscatorios.

Yo no quiero que una parte de mis impuestos se destinen a políticas de género, educación inclusiva, matemáticas con perspectiva de género o a estudios del impacto de género en construcciones y edificios. Eso no es política útil, sino trincar pasta por la cara y los pardillos de los españoles se lo creerán porque suena progresista. Pues no, señores. Eso es una vil y triste mentira que no va a resolver nuestros crecientes problemas, al contrario, los aumentará, porque los españoles somos dóciles y sumisos, con memoria de pez y se nos adoctrina fácilmente desde la televisión del régimen. Y es que hay tanta política ideológica que no sirve para nada, solo para engañar a la adormecida sociedad, a los que, si antes era difícil llegar a final de mes con un euro en el bolsillo, ahora ven como lo difícil es llegar a la mitad de mes poder pagar los recibos, comprar comida, repostar el vehículo…. Pero para la casta que nos gobierna es más importante tener el control social que todo lo demás.

Con los 20.000 millones de euros que han dado para igualdad, bien que podrían habernos rebajado impuestos, o reducir el precio de la energía como ha hecho Polonia. Otra manera de invertirlos correctamente hubiera sido ayudar a los autónomos y empresarios en vez de sangrarlos subiendo impuestos o emplearlos en educación para quitar los barracones de los colegios. Incluso en temas tan importantes como la Sanidad, pagando mejor a los profesionales de la medicina ya que de aplausos no se come. Incluso invertirlos en reforzar las fronteras para evitar la invasión que sufrimos diariamente, dotando mejor de material a nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para que lleguemos sanos y salvos a nuestra casa sin correr el riesgo de que nos viole una manada o nos atraquen por el camino. Con ese dinero que lo hemos pagado los españoles con nuestro trabajo se podía hacer mucho bien.

Irene y compañía no representan a nadie. Esa imagen de política plebeya, salida de un supermercado, con los modales y la educación distraídos, sin cultivar… No me siento identificada con esta clase de personas. No quiero llegar sola y borracha a mi casa, quiero un país donde me sienta segura, donde seas como seas, tengas los mismos derechos, donde la justicia sea justa y ecuánime con todos, donde la política no sea un circo que provoque las burlas europeas.

Para mí, Macarena Olona o Rocío Monasterio son grandes referentes. Educadas, gráciles, amantes de su vida privada y poseedoras de un gran porte y saber estar. Ahí sí que me veo representada. Me motiva la calma que ostentan ambas. Me transmiten paz y tranquilidad porque sé que luchan por la España en la que quiero vivir, la que defiende la vida hasta la muerte natural, la que defiende las fronteras de nuestro hogar, la que no blanquea asesinos ni da prebendas a los separatistas. Ese tipo de liderazgo femenino es el que echo de menos.

Nací así y a mucha honra, pero no quiero que se me discrimine positivamente por ello. Creo en la cultura de la superación y el esfuerzo, no por ello tengo que ser igual a los hombres, cada uno tiene unas capacidades y es lo natural. Si nuestra biología es distinta ¿por qué empeñarse en lo contrario? Cada uno, dentro de sus capacidades debe desarrollarse y crecer física y psicológicamente. Es lo lógico.