
El cinismo, a aquellos que ya lo intentaron todo pero, desde el poder, sólo pueden disimular, con el mayor de los desprecios ante los suyos a los otros, en un desproporcionado síntoma de descaro, o de relativismo moral con delirios de absolutismo dramático, a la vez que de estrella de la mayor de las tragicomedias griegas, el drama de la desesperación controlada, sólo les queda jugar al despiste, uno de los aspectos más relevantes del ejercicio cínico. Así fue la comparecencia del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer, ante unos senadores que no daban crédito a tamaño nivel de descrédito de la propia institución. Probablemente, uno de los objetivos imprescindibles para el secretario general de los socialistas era, sin duda, alcanzar esa visión, a modo de termita con fórmula mágica de bruja, de lodazal fascista ultraderechista, fórmula que serviría para hacer tomar a sus correligionarios para transformar una comparecencia presidencial en una comisión de investigación en una persecución ideológica que no podía con la fórmula infalible del “puto amo”, el cinismo llevado a la última potencia.
Pero no se esperen terminar ahí. Porque se trata del mismo cinismo que lo acompañó al funeral por las víctimas de la Dana en Valencia; el mismo cinismo con el que trató desde el laboratorio socialista el tema durante el último año para, mediante un proceso de auténtica ingeniería social, conseguir que, después de haber tenido que salir de Paiporta apaleado e insultado días después del desastre, de la tragedia, ser capaz de presentarse ante las víctimas, escudado, una vez más en los reyes de España, sabiendo y siendo absolutamente consciente de que esa ingeniería de su partido había hecho su trabajo. Mazón era el culpable y responsable de todo, incluso de lo más elemental, no haber acometido las obras presupuestadas por el Gobierno central en el Barranco del Pollo, y que sí habrían podido mitigar enormemente las inundaciones y las muertes.
Esta maniobra desde el Gobierno, omitido en presupuestos por la ex ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, hoy vicepresidenta primera y comisaria de Competencia de la Comisión Europea, supongo que, en gratitud por dicha proeza, fue detonante imprescindible para que la catástrofe cogiera los límites que alcanzó. Muchos estudios también indican que la previsión en el tiempo en el que se tuvo conocimiento del desastre no hubiese alcanzado los niveles de protección de las definitivas víctimas que muchos hubiesen esperado. No quita esto ni exime, ni por asomo, el también cinismo de un aún Presidente de la Comunidad Valencia que lleva un año escurriendo el bulto de la responsabilidad por obviar, no priorizar ni tomar a tiempo las medidas que, por su parte, hubiesen correspondido.
Pero, volviendo al otro lado de la moneda, hablamos de un Sánchez que pasó casi de puntillas, con la cara melancólica que sólo él sabe poner, quizás recordando sus dramas familiares, los de las acusaciones que les persiguen por diversos delitos, hablamos de un Presidente de un Gobierno que aún no ha aportado ni un 60 % de las ayudas que prometió. ¡Y ha pasado un año! ¡Y no tuvo ni una nota malsonante hacia él entre el público o las intervenciones! ¡Increíble lo que supone manejar los mecanismos de la manipulación social, puto amo! ¡Increíble lo que supone dedicar más en estrategia personal que en solucionar los problemas de la ciudadanía, persiguiendo siempre, por encima de todo, ganar el relato, como se le escapó a “SU” Fiscal General!
¡Menuda inventada, pensaron los medios de comunicación cuando dijo en la Comisión del Senado aquello de que su relación con Koldo, el de las chistorras, las prostitutas, el de mejor dos que una, o el suministrador de cajas de folios a domicilio, era meramente “anecdótica”! Y, tirando de la fototeca de Koldo, el rechazado por el puto amo, que ofreció decenas y decenas anecdóticas fotos de su relación con Sánchez. Un Presidente que igual metió a miles, a millones de personas en su Peugeot, negando la denominación de “la banda” de este automóvil, que se dedicaba continuamente a responder lo que no le preguntaban, respondiendo en ocasiones con mofa y sorna, ninguneando a sus interlocutores “del fango”.
No, señor Presidente. No, Pedro Sánchez, lodo mental son los abertzales de Bildu, esa organización política con la que usted mantiene no anecdóticos acuerdos, que ayer agredieron a un periodista de El Español José Ismael Martínez, en Navarra, cuando trataba de informar de una manifestación de estos no legalizada y también para callar la voz de otro periodista, Vito Quiles, con el que se puede o no estar de acuerdo, pero sí, es periodista y no un pseudo nada, como usted y los suyos, los de las bandas, tantas como a las que usted juega, pretenden hacer creer. Y sí, mire usted, existe un derecho humano universal, avalado también como derecho constitucional en nuestro país que protege la libertad de expresión y de opinión, y de forma muy especial cuando se trata de un periodista, que ejerce la forma activa de este derecho, el de informar. Le recuerdo que el resto del derecho recae sobre la totalidad de la población de este país, el derecho pasivo a ser informados. También le recuerdo que no es usted ni nadie de su entorno, amplio y poco recomendable entorno, quién debe delimitar ni esa libertad ni condenar al eterno fango de su manida historia gubernamental si es cierto, falso o alguien comete o no un delito al expresarse, menos aún en un medio de comunicación. Para eso están las leyes y los jueces. Las leyes que ya pretende usted cambiar para tener ese poder, algo inaudito en democracia, y a los jueces, ya sabemos cómo pretende usted atarlos cortos.
«Un cínico es un hombre que, cuando huele flores, busca un ataúd alrededor». Henry-Louis Mencken. Periodista y escritor estadounidense.
Dedicamos este artículo a nuestro compañero José Ismael Martínez, de El Español, y a todos los periodistas que asumen, sin formar parte de su trabajo, el gran riesgo de informar, porque la información es incómoda para aquellos que la esconden y la labor del periodista es descubrirla y hacerla de dominio público, otorgando a la ciudadanía el poder de ese conocimiento.
También a compañeros de medios tan imprescindibles hoy en día como The Objetive o El mundo, que asumen el riesgo de informar porque no saben otra manera de hacer las cosas que compartir sus mayores tesoros, sus conocimientos adquiridos mediante investigación, a la sociedad. Eso, queridos lectores, es periodismo.
Periodista, Máster en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos por la Universidad de Granada, CAP por Universidad de Sevilla, Cursos de doctorado en Comunicación por la Universidad de Sevilla y Doctorando en Comunicación en la Universidad de Córdoba.
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