¿Sabéis esa sensación que te recorre el cuerpo cuando piensas en el “ya te lo dije” pero no dices nada por no sonar prepotente?
En estos días se ido colando en el debate público la falta de eficacia de las CCAA en materias de sanidad y educación, provocando sensación de descoordinación y, por supuesto, desigualdades entre los ciudadanos según residan en un territorio u otro.
Esta situación ya chirriaba con anterioridad, pero ahora, con la pandemia se ha podido ver las deficiencias de un Estado que en su momento quiso dar competencias a las CCAA para fortalecer su autonomía y organización en detrimento de un crecimiento conjunto del país.
Esto es así, ya que, como todos sabemos, las Comunidades Autónomas no crecen a la misma velocidad, provocando una desigualdad entre los ciudadanos, siendo aún más acusada si entramos en materias como sanidad y educación. ¿Y por qué? Pues muy sencillo. En el caso de la sanidad, en España es pública, es un derecho que tienen todos los ciudadanos, y así lo establece el artículo 43 de la Constitución. Porque en la mítica frase de “salud, dinero y amor”, lo primero siempre es la salud. Si, de todas las circunstancias que podemos tener en nuestra vida, lo primordial es estar sano.
Tener un buen sistema sanitario proporciona a los ciudadanos, cuanto menos, la seguridad de que se les va atender y tratar por nuestros sanitarios con la importancia y seriedad que se merecen por el simple hecho de ser personas. Da igual que seas de clase media, alta o baja, da igual que vivas en Andalucía que en Madrid, o no…. Por lo visto, no. Por mucho que nuestros héroes se dejen la piel por nuestra salud, si no tienen medios personales y materiales para tratarnos, difícilmente podrán atender igual que si tuvieran todo a su alcance. Y no nos engañemos, no todas las CCAA tienen los mismos medios.
Igual sucede con la diferente organización de cada CCAA, así como los trámites burocráticos a realzar si vas a pasar un tiempo en otro territorio, ya que, en caso contrario, solo te atenderán si es una asistencia de urgencias. Esto provoca un problema para desplazarse por España, tanto si por turismo como sí es por motivo laboral.
Con la educación tres cuartas partes de lo mismo. Hablar de Educación es hablar de la base de cualquier sociedad. ¡¡LA BASE!! Un buen sistema educativo es primordial para el crecimiento y desarrollo de un estado democrático, para crear ciudadanos críticos que sean participes del desarrollo de sociedad. En 2018, España se colocó como el país europeo con la tasa de abandono escolar más alta, con un contraste bastante acusado entre CCAA. Es decir, que en unas Comunidades promueven mejor la educación que en otras. También existen diferencias en el nivel educativo según la CCAA en la que residas. Por lo tanto, los conocimientos y habilidades que se adquieren en Madrid, son diferentes a los que se adquieren en Extremadura. ¿Es esto justo o provoca una desigualdad de oportunidades? ¿Cómo es posible que, dada las diferentes velocidades a las que crecen las diferentes CCAA, no seamos capaces de ver las grandes desigualdades que provoca entre los ciudadanos? ¿De verdad queremos que nuestro país crezca o lo mejor solo lo queremos para nosotros? ¿tenemos tan arraigado el sentimiento individualista que solo importa el “yo, yo, yo”?
Nada se ha hecho por evitar esta problemática, por lo que la llegada del Covid ha puesto patas arriba el sistema. Ya no sabemos cómo vamos a volver al cole, si tengo que hacer caso a lo que diga Celá o si tenemos que esperar a que el presidente de mi comunidad comunique el protocolo de actuación. Y por supuesto, un protocolo diferente en cada lugar. Esta incapacidad de coordinación entre territorios ha puesto de relieve la posible ineficiencia del sistema.
Sin duda es bueno que trasladar competencias al Estado entre en el debate político y social, ya que una sociedad creciente debe platearse lo que está mal para mejorarlo.
Pero quizá de hubiera debido debatir antes, y evitar esta gran descoordinación a la que estamos siendo sometidos los ciudadanos.
Aún no alcanzo a entender cómo, si el artículo 14 de la Constitución consagra la igualdad de todos los españoles, y siendo más que obvia la desigualdad que provoca esta situación, no se ha llevado a cabo una modificación con anterioridad.
De lo que estoy completamente segura es de que los padres de nuestra constitución, al determinar estas competencias como asumibles por las Comunidades Autónomas, su finalidad no era provocar estas desigualdades, sino facilitar la gestión y organización. De lo que no cabe duda es de que debemos ser lo suficientemente maduros como para empezar a plantear el traslado de estas competencias al Estado, con el fin de mejorar, y de asegurar la igualdad de todos los ciudadanos, haya donde hayan nacidos, facilitando la libre circulación y la igualdad de oportunidades.
Porque el miedo al cambio nunca debe regir nuestro desarrollo, o nos quedaremos obsoletos.
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