Una playa para el recuerdo

Soy manchega de nacimiento y valenciana de adopción, eso me hace sentir doblemente española. En la Mancha tengo a mi familia y mis recuerdos de infancia, y en Valencia tengo mi casa y a mis hijos, no podría escoger, ni tengo que hacerlo, cuando caben ambos en mi corazón. Es imposible venir a Valencia y no enamorarse, mezcla perfecta de una historia fascinante y un presente de modernidad y futuro, tierra de tradición y costumbres, orgullosa de ellas pero generosa a la hora de incluir a todos los que llegamos como uno más.

Pocos sitios hay en España donde uno vea que el amor nunca es excluyente, sino inclusivo, y así aman a su tierra, sin perder un ápice de su amor por España, son valencianos, si, orgullosos de serlo, hasta la médula vamos… pero españoles, de hecho, una cosa no se entendería sin la otra. El domingo amaneció la playa de Valencia con 53.000 banderas de España clavadas en honor a cada una de las víctimas de este maldito virus. Hijos de España eran, y por lo tanto hermanos de todos. Es necesario honrar su memoria, pero sobre todo decirle a sus familiares que estamos con ellos, que no les olvidamos y que estarán en nuestro recuerdo.

Valencia ha sabido hacerlo, y eso la honra, porque vivimos en la época del presente, del ya inmediato, hipertrofiando la utilidad, y los muertos ya no lo son, pasan a ser completamente prescindibles y por lo tanto fácilmente desechables, pero un futuro que no se prefigura a partir de algunas líneas trazadas desde el pasado, es en el mejor de los casos, un vacío insustancial.
No debieron entenderlo así los que pocas horas después fueron a arrancar las banderas colocadas por cada víctima. No sé muy bien si lo que molestaba era el homenaje como recuerdo de su inutilidad y mal hacer o la aversión por la bandera de todos los españoles, quizás ambas cosas.

Nuestro gobierno, el cual no movió un dedo y apoyó, estando en la oposición entonces, cuando sembraron Cataluña de lazos amarillo en nombre del sagrado derecho de la libertad de expresión, ha actuado rápido ahora, denunciando a la asociación de víctimas del Covid por no tener autorización para colocarlas, se conoce que en Cataluña sí la tenían.
Tampoco necesitan autorización los que homenajean a etarras por todo lo alto, se tapa todo lo que les viene bien en nombre de la libertad de expresión y arreglado, curioso cuanto menos que solo tengan libertad de expresión, y no necesiten autorización ninguna, aquellos que el gobierno necesita para gobernar, será que soy mal pensada.

Los fallecidos por esta nefasta gestión y sus familiares no disfrutan de ese derecho, al fin y al cabo, como decía antes, los muertos ya no son útiles y además sacan a relucir la cruda realidad de su inutilidad. Una sociedad que no sabe honrar a sus muertos, se desprecia a si misma, sin el anclaje de respetar tus orígenes y de dónde vienes, no sabrás nunca donde vas, Valencia ha sabido honrarlos, me quedo con esa buena gente, y eso me reconforta y orgullece, como valenciana adoptada que soy, porque al final lo bueno y lo bello vence, que no les quepa ninguna duda.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

1 Comment

  1. Hay que ser muy fuerte para ser feliz.Demostrar orgullo hacia tu país en estos tiempos se hace difícil. Bravo!!

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*