Las colas del hambre

Estamos acostumbrados a hacer varías colas diarias. Más si cabe ahora, con esto de los aforos reducidos y la nueva normalidad. Las hacemos para comprar en el supermercado, para cualquier tramite bancario, incluso para recoger a los pequeños en las escuelas. Es algo que tenemos bastante normalizado.

Pero hay unas colas muy especiales. Las colas del hambre. Es inconcebible, que en pleno siglo XXI, en un país avanzado y que lleva por bandera ser el gobierno más social de la historia, estas colas cada día sean más largas. Durante muchos meses la prensa las ha ocultado. No hemos visto, como antaño, esas imágenes de gente rodeando calles esperando su turno.

Según algunos, como el presidente de la fundación ‘Madrina’, los periodistas tenían orden de no sacarlo a la luz. Los motivos no los entenderé jamás. Hoy en día, si algo no sale en televisión, no existe. Saquen ustedes mismos sus propias conclusiones.

Este fin de semana, en una población española, hubo un rifirrafe entre dos partidos políticos por este tema. Vox había convocado una recogida de alimentos. El PSOE le recriminó mediante un escrito que solo lo hacían con fines políticos. No puedo estar más en contra de esta afirmación. Si pudiesen llegar a entender, que quien tiene tal necesidad de algo tan básico como alimentarse, a la población le da exactamente lo mismo si quien lleva la comida es rojo, verde, morado o naranja, como si es el mismísimo Santa Claus.

Estas colas no entienden de colores políticos, tampoco de clases sociales, ni si quiera de argumentarios ideológicos. De lo único que entienden estas colas es de la necesidad de alimentar, de empatía, de ayuda, de respeto, de ilusión. En Valencia, hace ya unos años, desde el Ayuntamiento se le retiró al banco de alimentos la subvención municipal. También les hicieron desalojar el almacén que tenían cedido y que tan necesario les era. A día de hoy, sigue vacío y sin uso.

La semana pasada Jose Gosálvez, Jose María Llanos y José Martínez, visitaron las instalaciones del Banco de alimentos de Valencia. Esta semana, han instado al Ayuntamiento vía moción en el próximo pleno, a colaborar de nuevo con la entidad de recogida de alimentos. Y que se les pueda otorgar esa subvención que tanto necesitan.

Algunos entenderán este gesto como una estrategia política. Yo, desde mi humilde posición como ciudadana, lo veo como un honrado gesto para darle visibilidad y conseguir los recursos de los que actualmente carece esta fundación.

Las circunstancias que nos han tocado vivir, han ocasionado que aumente el número de familias a las que se atienden. De 600 familias al mes, han pasado a ser 7000. Incluyendo los repartos a domicilio a personas con movilidad reducida ¿Puede haber algún tipo de subvención más justificada que esta? Atender a los más vulnerables. No lo creo.

Miles de familias ya no cuentan con ingresos porque han perdido su trabajo. Algunos han tenido que cerrar sus negocios de toda la vida a la vez que tienen que seguir pagando las deudas. Otros siguen en ERTE, pero sin cobrar. Muchos de ellos, seguramente jamás pensaron tenerse que ver así, pero lo han hecho. No tienen que avergonzarse de nada, siguen siendo héroes que solo intentan sacar a sus familias y al país adelante.

Vuelvo a reiterar, que esto no va de ideologías. Va de empatía con los más desamparados. Los que semanalmente hacen estas colas para conseguir algo que comer. Los que están pasando un mal momento y necesitan esta ayuda para poder recuperarse y volver a reanudar sus trabajos.

Pequeños gestos pueden significar mucho. Dejemos a un lado los colores políticos y pongamos sensatez y corazón al asunto. Creo que no puede haber un motivo más justo y social para hacerlo que este. Si habéis llegado hasta este artículo, y lo habéis leído completo, os pido que en la medida de lo posible intentemos todos colaborar.

Para una familia el precio de un kilo de arroz de más, es un gasto asumible. Para otra puede significar que esa semana comerán. Como dice el refrán toda piedra hace pared. Porque quizás hoy quien aporte su granito de arena, mañana tenga la necesidad de que lo hagan otros por él para poder subsistir. Seamos solidarios.

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