¿Todos tenemos un precio?

La corrupción se ha convertido en algo cotidiano y se emplea como arma arrojadiza en la política. PP y PSOE sobre ese tema se lanzan mutuos ataques e incluso compiten por ser el segundo en el puesto.

Lo cierto es que, cuando flaquean los argumentos, siempre echan mano de las acusaciones recíprocas. Esto deja mucho que desear, ya que se deja al descubierto el poco interés de esta clase política corrupta por el bienestar de los ciudadanos. Están para satisfacer sus necesidades y las de sus allegados.

Esta semana se ha destapado una red de mafia rusa que operaba en Alicante. A través de ella, se movían grandes sumas de dinero y negocios inmobiliarios entre otros asuntos como trámites administrativos etc, en el que también están siendo investigados tanto cargos políticos como de la administración por su presunta colaboración.

El tema es este. Siempre se puede corromper a las personas, es decir, la pregunta que yo hago es la siguiente: ¿todos tenemos un precio? Suena extraño decir que sí, pero también el llegar a negarlo. Piénsalo, todas las opciones serán motivo de cuestión.

Visto desde la perspectiva ética y correcta, esta no sería una opción bajo ningún concepto. Sin embargo, si lo vemos desde la perspectiva de la indulgente sociedad moderna, los corruptos son los que tienen tal posibilidad por estar en una posición de poder que les permite ser indulgentes (con ellos mismos) no siguiendo las normas del todo. Esto se debe a una pérdida de valores, como la ética, la integridad, la moral… 

El examinador que proporciona las respuestas del examen de la oposición, el médico que firma la baja a la paciente que finge estar enferma, el funcionario que retira una multa… Todos. Este tipo de acciones también son corrupción, simplemente llegan a ser a un nivel menos vistoso.

El que nunca haya aprovechado un “total nadie se va a enterar”, no sabrá de lo que hablo, pero es poco frecuente que esto suceda hoy en día, hay diferencia entre ser “espabilado” y “parecer bobo por ser honesto”. Estos argumentos son los esgrimidos frecuentemente para corromper a alguien….

Los ambiciosos que tientan a los incautos, piensan que sí, que toda persona tiene un precio. Bastaría con ir subiendo la oferta hasta dar con la cifra adecuada para someter a los principios de individuo. La sociedad está perdiendo el sentimiento colectivo, para pasar a ser personal.

Y es que, cada vez se encamina la sociedad hacia un individualismo tal, que “ya no es mi responsabilidad incumplir la norma, sino del Estado protector que no nos vigila para evitar que caigamos en la corrupción”. Es ahí cuando empieza la corrupción, en el instante que triunfa el individuo por encima de las normas siendo este capaz de persuadir a los demás para que favorezcan alguna acción, como el caso de Altea

Resulta que la corrupción de la mafia rusa, la corrupción de los dos partidos políticos españoles mayoritarios, la corrupción de los banqueros, de los sindicatos… ¿queda alguien sin corromperse? Pero suena más grave si la corrupción es de Rusia que si se habla de los EREs del PSOE en Andalucía.

¿Acaso es menos importante la corrupción de unos que las de otros? Y, nuestro Gobierno, ¿cuándo reconocerá el trapicheo de la compra de epis , mientras los españoles morían? aún no sabemos si se recuperó el dinero invertido en compras no homologadas, o la compra se encarga a empresas de amiguetes…

Lo dicho, se esfuerzan por demostrar la impunidad de la corrupción de unos para tapar la de otros. Estamos en un mal momento y no somos capaces de verlo. ¿Todos tenemos un precio para comprar nuestra integridad?

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