Queridos amigos de Minuto Crucial, la temporada llega a su último tramo y, en estos momentos decisivos, el factor físico pasa a ser fundamental. En una temporada normal, a estas alturas sería normal que cuando llegan las previas de los partidos, se revise el parte de bajas, pero en este curso tan apretado y con la pandemia de por medio, esta situación se vuelve crítica.
Los jugadores, aunque tengan recursos casi ilimitados para la preparación física y cobren sueldos mareantes para mantenerse en forma, son personas. Esto puede parecer un tópico, pero esta temporada ya hemos visto a equipos que han tenido que jugar con 13 o 14 bajas y tirar de muchos canteranos o realizar convocatorias con pocos suplentes, lo cual supone un ejercicio de supervivencia en la lucha por los objetivos finales.
Pero para analizar esta situación hay muchos más factores. Uno de ellos, y quizás uno de los grandes impulsos a la creación de la Superliga, es el exceso de partidos que los equipos tienen a lo largo de la temporada. Es frecuente ver jugadores que juegan más de 65 partidos al año, lo cual es una animalada que genera mucho dinero, pero pone en riesgo a quien pone en liza el espectáculo, los jugadores.
Otro de los grandes problemas que causan esta situación es la creación de las ventanas de partidos de selecciones, lo que vulgarmente se conoce como el Virus FIFA. Los partidos que se juegan en estas ventanas suelen provocar desplazamientos largos que suponen un gran desgaste para el jugador, y el hecho de representar a su país hace que los jugadores se empleen al máximo, lo cual provoca muchas lesiones.
Y estos dos anteriores factores concurren en la traca final: la saturación del calendario. Desde octubre hasta mayo, casi todos los equipos deben jugar tres partidos en intervalos de 7-8 días. Esto, por mucho que las plantillas puedan ser amplias, provoca fatiga por estrés que daña a medio plazo al jugador.
Habrá que ver cómo se resuelve este tramo final, y en qué condiciones llegan los jugadores a los torneos internacionales, pero lo que sí está claro es que en este curso tan atípico el factor físico va a ser crucial. Este año no se va a ganar por eliminación del rival, pero se puede perder por eliminación propia. Y eso daña a quien da el espectáculo, los jugadores.
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