Según la RAE, el racismo es la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que motiva la discriminación o persecución de otro u otros grupos étnicos con los que convive. Y entendemos como causa de tal discriminación o persecución, el pertenecer a distinto grupo étnico del que se vanagloria como superior.
Comienzo de esta guisa mi artículo semanal para poneros ya en antecedentes que son fáciles de entender y de interiorizar. Porque estamos llegando a un punto, que según el social-comunismo que campa a sus anchas pervirtiendo significados y manipulando sucesos, todo es racismo en el momento en que te enfrentas con alguien que ha cometido un delito o un hecho ilegal siendo este de diferente grupo étnico, es decir, de diferente color o de diferente religión.
Hace escasos días, comprobé por mí misma cómo se me tachaba de racista por señalar a un grupo de delincuentes magrebíes que habían violado a mujeres españolas. Sin señalar su raza, sin señalar su religión. Sin señalar otra cosa que no implicara el delito cometido, fui replicada y tratada como tal. Esto mismo hemos visto que le ha ocurrido a Rocío Monasterio en la Asamblea de Madrid; por decir la verdad, por dejarles ver bien claro que ante delitos e ilegalidades que perjudican seriamente a los españoles, no vamos a consentir que nos callen. Así que claro, la palabra más recurrente es la de racista. A ver si consiguen por esas silenciarnos. Pues no vamos a claudicar ni a caer en sus manipulaciones constantes. Queremos y quiero proteger a nuestro país, España, y no me siento superior a nadie que haga las cosas bien y que cumpla con la legalidad vigente de la misma forma que lo tenemos que hacer todos los españoles.
Otro matiz importante a tener en cuenta; como ya he señalado en algún artículo anterior, es que además “premiemos” comportamientos delictivos e ilegalidades con la ley de extranjería que se aplica actualmente. Y sin querer alejarme mucho más del significado real de la palabra racismo, vuelvo de nuevo al tema que nos ocupa. Acusar de racismo tan a la ligera a una persona que solo dice la verdad, no es más que una reprochable tomadura de pelo, ya que el racismo trajo consigo a lo largo de la historia reciente de la humanidad, crímenes como el Holocausto judío que Vox condena y PSOE-UP, no. Servirse de la palabra racismo para acusar a aquel que te quiere “cortar el rollo” de tus ilegalidades es una indigna banalidad. Con la cual, lo único que se pretende es disfrazar los trapos sucios para continuar blanqueando hechos delictivos.
El racismo es algo muy serio y algo tremendamente grave porque atenta contra la dignidad y el ser humano, porque consiste en odiar, porque consiste en ofender, porque consiste en atacar y llevar a cabo acciones violentas contra personas únicamente por motivos de su grupo étnico, de su color o de su religión. Y en Vox, no estamos para eso. Si todavía no lo entiendes, dale otra vuelta a este escrito porque puede ocurrir que las manipulaciones a las que te hayas visto involucrado sean imperceptibles pero muy dañinas.
Desde antaño hemos sabido que el social-comunismo tiene muy mal perder y que es por ello que acuden siempre al discurso más facilón, al que hipnotiza a sus seguidores que llevan tiempo recibiendo sus mensajes y siguiendo como ovejas a su pastor. Se me hace hasta frívolo, en cierta manera, que recurran a personas con determinadas características étnicas para manifestarse con insultos que no son ni corroborables con la realidad que nos rodea. Porque la realidad que tenemos no es la realidad que a ellos les interesa y la desesperación les hace mella por cambiar un acontecimiento que ya se les escapa de entre las manos. Vox llegó hace algún tiempo a las Instituciones y desde ellas se lo está poniendo muy difícil frente a sus ideologías globalistas que ni siquiera PP con su cobarde claudicación continuada, rendido al globalismo progresista, es capaz de detener de forma rigurosa y eficaz. Y a eso es a lo que sí venimos. Es evidente, una y otra vez, que solo queda Vox.
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