Cuando los problemas no existen, se inventan

Dicen que cuando el diablo se aburre, se pone a espantar moscas con el rabo. En Orihuela, parece ser que ese aburrimiento extremo, ha llevado a un grupo de activistas a desarrollar una jornada de trabajo intensivo toda una noche empapelando la ciudad entera con una propaganda que merece la pena comentar.

Según recoge el panfleto, acusan a los propios vecinos oriolanos de la muerte de personas «negras», las cuales afirman estar «hartos». Unas acusaciones a mi juicio graves y fuera de lugar. Ni mueren «negros» en Orihuela ni existe el racismo. Estos carteles son una demostración de la profunda xenofobia que padecen sus autores. Una incitación al odio y una amenaza a la convivencia de la sociedad civil oriolana que, sospechosamente, ha pasado de puntillas a ojos de los medios de comunicación que, de algún modo, temen pronunciarse al respecto, pero bien que hablaron del famoso cartel de VOX de los ‘menas’ en Madrid, el cual y por cierto, ha sido avalado por la justicia. Otro hecho sin importancia que han olvidado mencionar.

En contraste, los valientes vecinos de Orihuela no se han quedado de brazos cruzados y no han tardado en movilizarse para volver a dignificar sus calles arrancando esa basura de las paredes, limpiando sus calles de burdas patrañas y demostrando que Orihuela no es sólo una ciudad que respeta a los ciudadanos sin hacer distinciones étnicas, sino que también un ejemplo de convivencia que sabe unir a las personas con el propósito de que nada ni nadie haga ver sus barrios y a sus vecinos como lo que no son.

No me he cansado de repetir una y otra vez que esta basura progre vive y se alimenta de confrontar a la sociedad civil, dividiendo y enfrentando a los ciudadanos, segregando por edad, por sexo, por creencias religiosas, políticas o culturales. Cualquier excusa es buena para dividirnos y que entre nosotros nos batamos. No me sorprendería y me aventuro a señalar que los autores materiales de esta pega de carteles están directamente vinculados a la mafia progresista a través de alguno de sus lobbies subvencionados.

Desgraciadamente, no podré reconocer en persona a ninguno de ellos el enorme esfuerzo que les habrá supuesto renunciar a su aquelarre ordinario nocturno de kalimotxo y cannabis para hacer algo… lo más parecido en sus vidas a trabajar, y que la sociedad oriolana les haya metido un golazo por toda la escuadra con una demostración de civismo y respuesta democrática. Pues, los valientes que se han recorrido las calles de Orihuela de noche para empapelarla con su basura xenófoba, con las prisas debieron olvidar incluir en los carteles qué colectivo progre subvencionado reivindicaba semejantes acusaciones

¿Serán sus autores tal vez los mismos que enviaron los sobres con balas y navajitas? ¿O los que van rajando traseros por Malasaña? La falta de creatividad de la izquierda a la hora de llevar a cabo estos montajes sólo deja patente una cosa: viven por y para crear problemas, y si no existen… se los inventan. Su descrédito es ya tan grande y explícito que no se cortan un pelo. ¡Basta ya de tomar el pelo a los españoles!

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