Ya se aprecia el espíritu navideño

El sábado pasado asistimos a una escena tan incomprensible como dantesca. Imagínense: anochecer en Alicante, lluvia fina mojando el asfalto del centro de la ciudad, luces navideñas a todo color. Una épica estampa que estaba a punto de ser empañada por el maltrecho teatro con el que políticos, patronal y sindicatos se negaban a dejar indiferente a nadie. “Un poble unit per un finançament just” -un pueblo unido por una financiación justa-, rezaba una pancarta que recordaba a los días más reivindicativos del nacionalismo catalán antes de dar el salto al golpismo material. Tras esa pancarta Compromís, Podemos, PSOE, UGT, CCOO…y Partido Popular y Ciudadanos. Sí, como lo leen. Por primera vez, el PP se sumaba a la plataforma por “una financiación justa” de la Comunidad Valenciana, de hegemonía izquierdista con notables tintes nacionalistas valencianos -pancatalanistas, para ser exactos-.

Dejaremos a un lado, por economía lectora -que no por falta de importancia- el hecho de que tanto Partido Popular como PSOE se han alternado en la Moncloa durante 40 años y que únicamente han mejorado la financiación del País Vasco y Cataluña a cambio de recibir el poder de manos de los partidos separatistas.

De nuevo, todos los partidos políticos con representación en las instituciones autonómicas y locales de la Comunidad Valenciana, y algún otro extraparlamentario como Esquerra Republicana del País Valenciano -sí, como lo leen-, caminando juntos de la mano en una celebración de la progresía más rancia que uno se puede echar a la cara. Todos salvo el partido que considera que hay que salir a la calle y alzar la voz para defender los derechos de los españoles y no de los territorios. Porque Vox ni ha colaborado, ni colabora ni colaborará con la balcanización de España a la que estos sátrapas nos siguen abocando lustro tras lustro. El PP de la mano de UGT y CCOO por la financiación del “país valenciano” y también unidos en el silencio ante el expolio a los españoles cada vez que afrontan el recibo de la luz o se dan el lujo de llenar los depósitos de sus “anticlimáticos” vehículos”.

Hace mucho que la pregunta ha dejado de ser si el PP va a traicionar a sus votantes y a España. Eso se da ya por hecho. La cuestión ahora es cuando veremos a los “barones territoriales” como Feijoó o Juanma Moreno salir al balcón de sus respectivas dependencias a gritar aquello de “España nos roba”.  Porque no se puede caer más bajo. No se puede, ni se debe. Y es que Génova 13 ha cruzado todas las líneas imaginables hasta la fecha para intentar ser aceptado por los enemigos de España y poder entrar en el club de amigos de Zapatero. Hace un mes se repartían los asientos del Tribunal Constitucional para intentar paliar la sangría socialista en favor de los de Abascal y ahora se enarbolan la bandera del victimismo autonómico frente al Estado. No saben ya qué es lo que tienen que hacer para que en La Sexta les perdonen la vida. Y cada vez que la “derechita genuflexa” pide perdón por existir, la izquierda alza la hoz de la “justicia social” sobre el cuello de la gaviota herida de muerte. En esta vida se puede tener miedo, pero nunca complejos en la defensa de las convicciones de uno mismo. Y mucho menos se debe pasar de puntillas esperando a que aquellos que se sientan a tomar té con asesinos terroristas te den unas palmaditas en la espalda. Para mear y no echar gota, oiga.

Lo que es moral y políticamente obligatorio es el denunciar sin paliativos y frente a todos que las comunidades autónomas únicamente han servido para dividir y arruinar a los españoles y para determinar qué derechos tiene cada uno en función de la autonomía en la que reside y, en muchos casos, impedir de facto la movilidad de un español entre territorios impulsando barreras artificiosas como, por ejemplo, las lenguas regionales, hoy elevadas miserablemente a la categoría de vehiculares denostando al español como lengua hablada por el 100% de los españoles y por más de 550 millones de personas por todo el globo. Porque son las autonomías -los partidos tradicionales como PP y PSOE, más bien- los que han generado un clima de confrontación insostenible y cuya representatividad en el Congreso de los Diputados a través, en muchos casos, de partidos nacionalistas ha ocasionado que unos pocos que solo defienden “lo suyo” acaben determinando el futuro de todos.

Es necesario poner política, social y mediáticamente el foco en la raíz del problema y que no es otro que la separación forzosa de los españoles en unidades administrativas blindadas y la desprotección de los españoles ante los odiadores de todo aquello que nos une y que se levantan cada mañana con el único objetivo de destruir nuestro futuro como Nación. Y ahora, el Partido Popular, se ha puesto a su servicio.

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