Qué mejor manera de eliminar el fracaso escolar de las estadísticas, que autorizar a alumnos con suspensos poder presentarse a realizar las pruebas de la EBAU si el centro al que pertenecen lo considera oportuno. En su línea de premiar al mediocre y castigar a quien se lo curra. Claro ejemplo de socialismo, manteniendo contentos y analfabetos a futuros votantes, no vaya a ser que formemos ciudadanos críticos con el sistema.
Llama la atención que la descentralización autonómica de esta medida educativa convierte a España en el país con un sistema de evaluación más desigual de toda la Unión Europea. 2021 terminó con una Selectividad en la cual 9 autonomías permitieron examinarse con suspensos a diferencia de las 8 restantes que exigían tenerlo todo aprobado, (se pueden imaginar el color político que teñía a cada taifa). Cabe añadir la diferencia en la dificultad, en las preguntas y en el temario dependiendo de la situación geográfica, pese a que la calificación final obtenida tenga la misma validez en cualquier universidad del territorio nacional.
Sigamos, sumemosle a la decisión de poder ir a examinarse con alguna asignatura suspensa el poder cursar el Bachillerato en tres años. De esta manera, mientras estudian generalmente no buscan trabajo, de modo que no entran en estadísticas de paro juvenil y mientras vivan a costa de sus padres tampoco presionan para poder independizarse. Nueva estrategia zurda: problema de difícil arreglo, a repartir entre las familias. Y continuemos enlazando, eliminar entre otras la asignatura de informática y poner contra la espada y la pared a los profesores de religión en los institutos públicos, ambas siendo sustituidas por estudiar “La Leyenda Negra”, “La caza de brujas” o el “proceso democratizador” de la II República. Todo esto con la motivación a los alumnos desde las instituciones de fomentar el plagio al considerarlo una “prueba de inteligencia” y “elitista” condenar a los alumnos por tener algún suspenso, hacen repugnante la futura sociedad adoctrinada que pretenden formar. Fieles ignorantes con derecho a voto, sin capacidad de autocrítica.
Como era de prever todas estas repercusiones negativas más pronto que tarde tendrían su efecto en las diferentes Comunidades Autónomas, y, como no, esta semana, Cataluña una vez más se ha convertido en pionera en tales idioteces. Claro ejemplo es la decisión de la Consejería de Educación de la Generalitat de dejar de usar el «insuficiente» para calificar las asignaturas suspendidas y emplear en su lugar el término «en proceso de logro». El resto de las calificaciones que recibirán las familias y los alumnos serán ‘logro excelente’, ‘logro notable’ y ‘logro satisfactorio’. Además, el texto propone que los estudiantes de tercero y cuarto de ESO identifiquen, en la asignatura de Ciencias Sociales, «las luchas y movimientos sociales y de emancipación nacional» en Cataluña y España en la época contemporánea.
Todo esto, obviamente, junto con el maravilloso entrante de «reconocimiento del concepto plurinacional del Estado y de la necesidad de preservación de las lenguas y las culturas propias como fuente de riqueza compartida». Como todo ideal totalitario, el nacionalsocialismo catalán no concibe la educación libre en base a las ideas de los padres y alumnos. Por ello, llevan décadas haciendo con la educación lo que les ha dado la gana, imponiendo un discurso monocolor contra el resto de España. Lo preocupante es ver cómo, en este momento, cuentan con la complicidad del Gobierno de la nación.
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