Rindan honores al Emperador Nadal

Queridos amigos de Minuto Crucial, es tiempo de volver al deporte. El gran nombre de los últimos días es el de un deportista histórico, por sus números y por la forma de lograr y transmitir sus éxitos. Siempre es complicado evaluar a un deportista como el mejor de la historia, pero Rafa Nadal se ha ganado a pulso ese derecho. A pesar de que algún quedan rezagados y/o ignorantes, es hora de rendir pleitesía al Emperador NADAL.

Su última victoria en Australia es un fiel reflejo de la carrera y los valores que transmite el tenista balear. Llegó a la gira por las antípodas con el escafoides partido por la mitad, sin posibilidad de solución a una lesión que Lastra claramente sus posibilidades, y habiendo pasado recientemente el COVID-19. Cualquiera en sus condiciones ni siquiera hubiera participado ni en el Abierto de Australia ni en el ATP500 de Adelaida, pero Rafa entró en liza con la idea de volver a sentirse deportista.

Los focos estaban en el caso Djokovic, su lucha moral y su deportación, y Rafa calló y entrenó. Intentó (algo imposible) mantenerse al margen de toda polémica, mientras explicaba al ser preguntado por su lesión que era algo que no se podía solucionar. Fue pasando rondas con momentos épicos como el tie-break de casi media hora en cuartos ante Mannarino o la gran semifinal que hizo contra Berrettini, para intentar explicarnos que ni el mismo se creía llegar a la gran final.

En la final esperaba el más difícil todavía. Daniil Medvedev, que ya impidió el 21 de Nole en Nueva York el año pasado, lo tenía todo de cara. Un rival mermado físicamente, condiciones de pista favorables y un juego más adaptado a pista dura. Con ese guion, el ruso fue una apisonadora en los dos primeros sets, llegando a tener 2-0 y 3-2 arriba con tres bolas de break para matar el partido.

En cualquier partido normal, con un rival normal, Medvedev hubiera ganado ese partido, pero sólo tenía un hándicap en contra: jugar contra Nadal. El tenista más fuerte nivel mental sobrevivió para mandar el partido al cuarto set. A partir de ahí, Medvedev se obsesionó con el público, el juez y sus dolencias físicas y Rafa igualó la contienda. Pasó de estar en el ataúd con las flores puestas a meter al ruso para convertirse, quizás sin creérselo, en el mejor tenista de la historia. Tras cinco sets, el final de siempre: SE ACABÓ Y GANÓ NADAL.

Quizás por eso emociona más el verle llorando a lágrima viva tras la final, abrazarse como nunca con su equipo, celebrar y levantar el trofeo una vez más, porque es nuestro y es natural, humilde, comedido y siempre honesto. En una época complicada, es el mejor ejemplo y un orgullo nacional. Es quien nos hace olvidar las polémicas por un ratito, porque todos somos de Nadal. Y ahora, impone su ley en el Olimpo del tenis mundial por encima de todos los demás.

Y la gran pregunta es ¿y ahora qué? Todos sabemos que su retirada no es cuestión de mucho tiempo, pero Rafa sigue siendo un competidor nato que buscará superar todos los registros, incluidos los suyos. Y en el horizonte, Roland Garros o, mejor dicho, Nadal Garros. Buscará el 22 y agrandar una leyenda que es historia. La historia del Emperador NADAL.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*