Es de sobra conocido que entre los ambiciosos objetivos independentistas catalanes se encuentra la anexión de Aragón, Valencia y Baleares de manera paulatina. Su principal herramienta es la lengua, unida a la tergiversación interesada de los hechos históricos. La historia les permite justificar sus posicionamientos presentes o futuros y para ello la retuercen, prostituyen y adecuan a sus intereses cuando les viene en gana, sentando así las bases de su relato con las que ratifican sus ensoñaciones y majaderías. Pero esto no es nuevo; la historia siempre se repite, cambian los actores y el escenario, pero la esencia del guion es en muchos casos la misma; veamos ejemplos:
Jerónimo de Zurita (1512-1580), gran historiador aragonés, ya denunció en el siglo XVI los intentos de manipulación de un tal Bernat Desclot, quien aseguraba que fueron nobles aragoneses los que entregaron a Ramon Berenguer IV de Barcelona el “Reino de Aragón” porque no tenían rey (cuando lo cierto es que nunca se proclamó rey, aunque actuase como tal. Los títulos que utilizó fueron los de príncipe de Aragón y conde de Barcelona). “No quisieron los aragoneses que se llamara rey” señala la Crónica de San Juan de la Peña en referencia al conde de Barcelona. (Recordemos además que R. Berenguer IV se casó con Petronila, hija de Ramiro II, rey de Aragón, aceptando de ese modo la encomienda de administrar el reino de Aragón a cambio de convertirse en vasallo de su suegro). El archivero del Archivo de la Corona de Aragón, Antonio Bofarull y Brocá en un intento de quizás contentar a las corrientes nacionalistas (y a algún pariente) publicó en 1872 un libro llamado “La confederación catalana-aragonesa”, confederación que por supuesto, nunca existió.
Su pariente Próspero de Bofarull (destacado miembro del movimiento nacionalista catalán de la época) también se puso manos a la obra y quiso demostrar que la conquista del Mediterráneo por la Corona de Aragón había sido un hito catalán.A este Próspero, por cierto se le atribuye la desaparición del primero de los testamentos de Jaime I, que ¡oh qué sorpresa, maldita casualidad! contradice el relato pancatalanista. Escandaloso es que desde entonces, en innumerables folletos, guías turísticas y libros se afirme falsariamente que Colón salió en 1492 del Port de Pals, en la costa catalana ( y no de Palos, en Andalucía), que Colón y Hernán Cortés eran catalanes y que el genial Cervantes escribió en catalán el Quijote para posteriormente ser traducido al castellano con la mala idea de restarle mérito a Cataluña por ello; otros personajes como Santa Teresa de Jesús ( en realidad de Ávila de pura cepa) , así como Picasso ( que era Malagueño) también han sido víctimas de la tergiversación.
Y llegamos al charcal de Pedro Sánchez I, El Magnánimo, en el que los enemigos de la Patria, viendo a un Estado debilitado y sumiso, siguen trabajando por romperla y corromperla cada vez con más comodidad; sirvan como ejemplo las concesiones continuas del aprendiz de César de la Moncloa y sus acólitos, por no hablar del cuatripartito que padecemos en el Gobierno de Aragón formado por PSOE, PAR, PODEMOS Y CHA, que no solo no defienden Aragón, sus costumbres, su cultura y su historia, sino que la venden por treinta piezas de plata.
En los últimos días, han aparecido pintadas separatistas en varias localidades de la Comarca en la que resido, la de la Litera y que pertenece a “su franja de Ponent”. Es la tercera vez que las Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña y de Arran (organización vinculada a la CUP) vandalizan mobiliario urbano con banderas independentistas y mensajes como “Països catalans” y “Franja de Ponent”. Hay que recordarles machaconamente (a ver si les entra) que nunca ha existido ninguna franja así como tampoco han existido ni existirán los Países Catalanes, que lo que se habla en algunas zonas no es catalán y que lo que sí existió fue la Corona de Aragón en la que estaba integrado el condado de Barcelona (en 1137 se unió dinásticamente el reino de Aragón, fundado en el siglo XI, y el Condado de Barcelona, así nació la Corona de Aragón, con el condado de Barcelona integrado en ella y no al revés).
Pero estos radicales (iletrados malvados o malvados a secas) no actúan solos: la pasividad en unas ocasiones y su colaboración en otras de los sucesivos Gobiernos en Aragón está causando que los separatistas pisen el acelerador. Subvenciones de la DGA a las Comarcas para “fomentar el catalán y sus lenguas dialectales”; la creación de la Academia Aragonesa de la Lengua ( con sus dos secciones: el Instituto de l’Áragonès y el Institut Aragonés del Català); la realización de conciertos musicales de grupos abiertamente separatistas como el acaecido el verano pasado en Bonansa, el pueblo que gobierna por cierto, el hijo de Marcelino iglesias; la Ley 10/2009 de uso, protección y promoción de las lenguas propias de Aragón que en su art.2 punto 2. Reza así: “El aragonés y el catalán son lenguas propias originales e históricas de nuestra Comunidad Autónoma.”
Hasta la R.A.E. se une a la causa anexionista faltando a la verdad, favoreciendo así al pancatalanismo y uniéndose al continuo maltrato y menosprecio a Aragón. En la biografía de dicha institución dedicada a su fundador y, además, primer director, Juan Manuel Pacheco y Zúñiga se afirma que él mismo “fue asimismo virrey de los reinos y capitán general de los reinos de Navarra, Aragón y Cataluña…” faltando así a la verdad porque Cataluña NUNCA fue un reino. Además, nos encontramos también con académicos de dicha institución como Sergio O. Valdés (Doctor en Romanística) que afirma cosas tales como: “en 1137, Aragón se unió con el reino de Cataluña” y que “Cataluña se convirtió en uno de los reinos cristianos de mayor pujanza en la guerra contra los árabes”.
Las injusticias y el maltrato realizados a Aragón han sido una constante y han contado con una clase intelectual y política que en muchos casos ha decidido no defenderla. El próximo 2 de julio pretenden iluminar los Pirineos (utilizando también la parte aragonesa) en favor de la autodeterminación de los pueblos, en lo que será previsiblemente una movilización conjunta vasco-catalana. Habrá que decir basta.
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