En su obra “Así habló Zaratustra” Friedrich Nietzsche se preguntaba entonces, como ahora lo hacemos millones de españoles: “¿Qué puedo hacer si al poder le gusta caminar con las piernas torcidas?”. Y, ciertamente, así está rigiendo nuestros designios este desgobierno, no sabiendo si realmente camina con las piernas torcidas o ese caminar es del revés, pero lo cierto es que está dejándonos sin hálito a cada BOE, en cada declaración mediática y a cada “ideica” con la que sumen y consumen a la clase productiva y a los españoles en un agujero sin precedentes desde la postguerra, arruinando ahora de manera especial y flagrante al sector primario, vital y necesario para la autosuficiencia y la soberanía alimenticia de nuestra Patria.
Todo lo que toca Sánchez y su Gobierno se convierte en ruina y miseria; es el Midas ibérico, quien, a diferencia del Midas de la mitología griega, que murió de hambre a causa de su extraño poder de convertirlo todo en oro, nuestro “Rey” particular no morirá de inanición, sino que trasladará esa maldición a sus compatriotas. Por tanto, como “por sus actos los conoceréis”, se deduce que el enemigo de España y de los españoles se llama Pedro Sánchez, quien desgobierna para nosotros y gobierna para otros entes globalistas que no quieren que nuestro país sea independiente de ninguna manera, sino que planean para nosotros la servidumbre dentro de una España alimentaria, energética y económicamente dependiente.
El panorama es cada vez más desolador: el feminismo radical o hembrismo campando a sus anchas sembrando una guerra entre sexos de la que sacan rédito los chiringuitos creados al efecto para ello, quienes pasean su vara de medir condenatoria o reivindicativa de una largura u otra según las características de la víctima o del agresor. El empecinamiento en adoctrinar a los niños y jóvenes sobre diversas materias entre las que se encuentran los dogmas de género y en construir unas generaciones de borregos con la capacidad crítica doblegada o anulada. Una inmigración descontrolada causada por la asunción de las políticas de puertas abiertas que este ser depravado que habita en la Moncloa consiente. Una Justicia politizada, cada vez más sometida al Ejecutivo y ninguneada en muchos casos por este.
Nuestra soberanía energética hecha trizas a causa de las sinrazones de la Ley Climática que nos impide incluso explorar, investigar y explotar los recursos energéticos de España. La política lingüística que se está llevando a cabo en distintas Comunidades Autónomas, en las que se desplaza al español amenazando en algunos casos con ni siquiera cumplir los mínimos exigidos. Unos sindicatos maniatados a base de billetera, que no han salido ni han sabido defender a los trabajadores a los que dicen representar, de las tropelías realizadas por este Gobierno y que por tanto no representan a los españoles sino meramente a sus intereses. Yolanda Díaz, quien juega a ser ministra de Trabajo, ahora intentando mediante discursos buenistas decirnos qué comprar, dónde comprarlo y a qué precio, quizás barruntando en sus sueños húmedos de qué manera puede normalizar las tan admiradas cartillas de racionamiento.
Y es que, como digo, se están normalizando una serie de fechorías en contra de la libertad, la prosperidad y la igualdad de los españoles que merece un capítulo aparte, mientras los ciudadanos estamos enredados en nuestra burbuja vital intentando subsistir diariamente a tanta amenaza; estamos distraídos y lo saben, por ello aprietan el acelerador, imbricando escándalo sobre escándalo y destrozo tras destrozo, sabedores de que se les agota el tiempo y esperando que no llegue tras ellos un cambio, sino un reemplazo gallego que mantenga las bases de lo que asienten con nuevos trucos de prestidigitación avanzados que nos impidan ver una vez más el bosque.
Pero ¿alguien nos ha preguntado a los ciudadanos si queremos ceder nuestra soberanía energética?, ¿alguien se molesta en saber si nos parece bien que el lobby LGTBI meta sus manos en los contenidos escolares y en cuestiones inherentes a la naturaleza humana?, ¿alguno de estos políticos charlatanes nos ha preguntado si como nación queremos seguir los postulados de la denominada Agenda 2030?, ¿a los españoles nos parece bien que la Justicia se convierta en una herramienta del Ejecutivo de turno?, ¿por qué el habitante monclovita en un acto de arrojo no hace uso del art. 92 de la CE y somete a referéndum consultivo estas cuestiones?, ¿teme obtener un apabullante fracaso? Lo que podemos hacer frente a este poder que camina con las piernas torcidas, antes de que nos las acabe de romper a nosotros, es exigir que se nos pregunte. No tengas miedo, Antonio, haz que pase: pregúntanos qué queremos…o, finalmente, ¿vas a dejarnos atrás?
De este gobierno ya no se puede esperar nada bueno. Un saludo