Tamames: la rebelión de la transición

Cuando escuché que se quería hacer una moción de censura, además impulsada por Vox (líder de la esperpéntica moción de censura de 2020, con un discurso sumamente estridente y desnortado), me llevé las manos a la cabeza. ¿Qué necesidad hay de hacer esto? Me pregunté. Estamos al borde de un ciclo electoral, y de haber un momento adecuado para una moción de censura hubiese sido justo cuando hubo la crisis del poder judicial y el Tribunal Constitucional. En cualquier caso, quedé a la espera de ver quién sería el candidato propuesto por Vox, puesto decían que sería un independiente. 

Se barajaron varios nombres (incluso recuerdo que se mencionó a Carlos García Adanero, menos mal que fue solo un rumor, porque desde luego ese debate no lo hubiera visto). Finalmente, se propuso a Ramón Tamames, histórico del PCE, y también, puesto que no se recuerda tanto, de la CDS de Adolfo Suárez. Me llamó desde luego la atención este perfil, un economista de prestigio que había luchado directamente contra la dictadura de Franco, llegando a estar encarcelado. 

Sonaba demasiado bien de no ser por dos detalles: primero, recordar que era Vox quien planteaba la moción, así que no sabía bien por dónde iba a salir esto y, en segundo lugar, la edad del candidato. No quiero desde luego pecar de edadista: tengo un gran respeto por nuestros mayores, y a veces querría que nuestros políticos tuvieran una mayor madurez, se echa desde luego en falta, pero es cierto que el Sr. Tamames tiene 89 años, que ya es decir. Apenas se puede mover, de hecho, depende de unas muletas. Claro, yo desde el inicio pensé, esto es otra locura de Vox. Pero no, esta vez mi opinión es distinta. 

Si bien es cierto que sigo teniendo mis diferencias con Tamames (alguna salida de tono en cuestiones sobre todo de exteriores y migración), efectivamente, era él quien estaba expresando sus pensamientos y no Vox, prueba de ello es que los contradijo en el mismo debate (hay que recordar cuando saca a colación el tema del cambio climático, cogiendo del brazo a Abascal como si fuera un pequeño tirón de orejas a su hijo). Un discurso rico en referencias y citas académicas, como buen catedrático que es. Interesante es que ya se han hecho estudios como el de Demoscopia y Servicios sobre la percepción de la ciudadanía y la mayoría respaldan el discurso del candidato, en especial en el cambio de Ley Electoral y las medidas anti-inflación. 

Lo mejor de esta moción es el momento en el que se dispone a las réplicas: dirigiéndose a todo el mundo con suma educación y respeto, pero y he aquí lo importante, también señalando los problemas de la nueva generación de políticos. Fundamentalmente, el profesor Tamames apostilló cómo los representantes del gobierno se pasaban con el tiempo de discurso (además del corte mitinero de las intervenciones), y no solo eso, si no que recibían sus discursos “por correo”. También enfatizó su molestia ante el discurso del diputado de Compromís, Joan Baldoví, criticando que fuera un discurso basado en el grito por encima del argumento. 

Si bien Vox le aplaudía, era más bien por ser un matrimonio de conveniencia: no les quedaba otra, pero bien sabemos que Abascal y sus diputados no son precisamente los más sosegados del hemiciclo. Probablemente, ni se dieran cuenta que algunas pullas no tan explícitas iban dirigidas a todas sus señorías, y eso incluye igualmente al grupo conservador. Es por todo ello que considero que sí ha sido acertado esta moción de censura: Tamames ha tenido que venir para dar una lección de parlamentarismo, como una especie de última lección de la generación de la transición.

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