El seleccionador nacional, Luis de la Fuente y el combinado que dirige no dieron lo suficiente en estos dos últimos partidos que se disputaron como para ilusionar a la afición española. Ambos resultados fueron engañosos; por un lado, el cosechado ante Noruega por un 3-0, demasiado engañoso, puesto que, en la primera parte, los jugadores titulares jugaron fatal, cosa que acabaron solventando los que salieron del banquillo.
Mientras que, por el otro, contra la selección de Escocia es donde se pudo observar las carencias que tiene nuestro equipo nacional en las que cabe destacar la línea defensiva nefasta y sin crear demasiadas ocasiones de gol. La derrota contra estos segundos, si algo pudo demostrar, es que España tiene mucho que mejorar en diferentes líneas para volver a tener el nivel de antaño, aquel tan competitivo con el que podamos a aspirar tanto una Eurocopa como un Mundial.
Volviendo al encuentro frente a los noruegos, a España se la vio demasiado indecisa. Las ganas de destacar iban por delante de querer aportar y eso, a la larga, nos acabó pasando factura. Cierto es que el juego no fue malo, pero al final tuvo que salir del banquillo un recién llegado que a su vez era también debutante para sacarnos las castañas del fuego. Joselu con sus goles y Mikel Oyarzabal asistiendo, fueron parte fundamental para ganar el partido.
Con la victoria ante Noruega, el equipo dirigido por Luis de la Fuente se mostró crecido, olvidándose del juego, a pesar de que el resultado fuese a nuestro favor. Lo mal que jugaron el primer tiempo contra la selección de Haaland lo acabaron repitiendo los nuestros contra Escocia… y ahí pocos milagros se pudieron hacer. Los goleadores de la selección no pudieron demostrar su olfato y eso nos pasó factura.
Los cambios de Luis de la Fuente contra Escocia sirvieron para ver el cambio en la línea defensiva: Aspas por Ceballos y Joselu por Oyarzabal. La defensa de Noruega fulminada por otra muy diferente para jugar contra Escocia. El debutante David García no tuvo su mejor día… mientras que Pedro Porro cometió un error garrafal que fue clave para que Escocia marcase el primer gol. España no fue capaz de superar el muro defensivo escocés. Tan mal lo hicieron que pudieron recibir incluso más goles. Ante el combinado dirigido por Steve Clark, la pareja de centrales formada por David García e Iñigo Martínez hizo aguas.
El percal sirvió para que De la Fuente observase las carencias del momento. En ese instante, el de Haro quiso meter al terreno de juego a Nico Williams. El jugador del Athletic estuvo muy activo, pero sin encontrar demasiados huecos como para insertar la pelota en la portería. España, además, tuvo otra jugada en la que no estuvo para nada acertada. Por culpa de ésta, recibió el 2-0 final. Borja Iglesias, Gavi y Aspas, que salieron desde el banquillo, no fueron resolutivos, tal y como si lo fueron Joselu y Oyarzabal en el anterior partido. La derrota de los nuestros fue justa y completamente merecida, aunque me pese admitirlo.
Pienso que Luis de la Fuente tiene aún mucho que mejorar para que la selección alcance el nivel, también que debe mejorar en términos tácticos y sobre todo a la hora de hacer alineaciones. Al final, se ve que los once que salen de inicio no son la mejor opción y que el de Haro, para resolver los partidos, siempre tiene que tirar de banquillo. Ante Noruega funcionó, sin embargo, contra Escocia no. En definitiva, la selección cuenta con un margen de mejora para seguir creciendo. La era de los resultados y sensaciones positivas para poder crecer se darán. Todo es cuestión de esperar.
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