El equilibrio es un hilo delgado

La agitada vida de los políticos españoles da para mucho, además de maltraer a los españoles honrados asfixiándolos a impuestos para mantener a hordas de gentes sin el más mínimo interés por ser autosuficientes, por prosperar, por “evolucionar”. La evolución es la clave para la supervivencia de las especies: o te adaptas o te mueres. Así es, ha sido y será eternamente. 

Todo ser vivo ha de adaptarse al medio que le rodea para realizar sus funciones biológicas fundamentales, para encontrarse plenamente desarrollado; tanto microorganismos microscópicos, vegetales, animales o seres humanos. ¡Todos menos nosotros! Estamos en la era de los desafíos imposibles, en el que la ciencia avanza a velocidades supersónicas para forzar a la Naturaleza a no ser natural. Lo que empezó con grandes y generosos objetivos para un mundo mejor, tiene a veces su cara menos amable y hasta siniestra, diría yo.

Los avances en medicina preventiva, por ejemplo, se llevan a extremos casi tiránicos si hablamos de la mal llamada “vacuna covid”, restringiendo libertades y derechos fundamentales a los que no han sido convencidos con la turba y no se han dejado inocular. Control social a golpe de jeringa para casi todos. O los avances en preservar las especies inadaptadas para que no se extingan. Los animales y las plantas, simplemente desaparecen por el fenómeno de la evolución. 

Puede que haga mayor o menor humedad, mayor o menor temperatura, mayor o menor presión atmosférica. No podemos impedir la evolución de las especies, no estamos licitados para ello. Ahí entraría ya el código ético que parece que todos no lo tenemos igual de claro ni de intacto. También los principios de cada cual, que parecen haber sido tragados por la tierra justo a comienzos del siglo pasado y como nadie dijo nada… cada vez un atrevimiento mayor.

Quién no recuerda Parque Jurásico, donde el hombre en su afán de jugar a ser dios, revive especies extintas hace millones de años… ya se sabe lo que ocurre. El equilibrio es una regla esencial en el universo, en la biología, en los fenómenos atmosféricos, las estaciones…la salud también es equilibrio, tanto física como mental,  en la vida en general se necesita equilibrio para todo. ¿Por qué entonces nos empeñamos en vivir desequilibradamente? Por el dominio, la supremacía del hombre sobre las adversidades ha sido el elemento motivador para la evolución.  

Alteramos todas las materias susceptibles de modificar para supuestamente favorecer(nos) con las opciones  que creemos más acertadas en cada momento, aunque puede que no lo sean tanto, desequilibran el equilibrio. Y nos conmueve una cría de gatitos, igual que una flor en un risco de la montaña, nos maravillamos con la riqueza del planeta y lo queremos preservar todo. Para que no se marchite su esencia, desaparezcan las focas monje del Mediterráneo, el quebrantahuesos o el urogallo cantábrico; sin embargo nuestros propios descendientes son carne de cañón, esos no merecen vivir, no son personas.

Nos deslumbran la fuerza de las olas, el poder del viento y las montañas impasibles ante nuestros ojos. Somos capaces de proteger las especies de la caza y los toros de la lidia, sin atender que estaríamos rompiendo el equilibrio, y es entonces cuando los ecosistemas entran en crisis y fallan. Y tenemos a los conejos destrozando cosechas, jabalíes vagando por la playa, los cerdos vietnamitas por las ciudades  en busca de comida, es simplemente un ejemplo de que si no se permite la caza, las especies se reproducen excesivamente y se pierde el equilibrio. 

Bajando a terrenos ideológicos, el equilibrio también reside en la forma de pensar, la evolución también debe afectar a las ideas de forma que seamos capaces de aprender de la Historia, de toda la Historia. No sería correcto manipular de tal modo la  Historia de España que se borre, se olvide, se relegue o se menosprecie ninguna parte de la Historia que vivieron nuestros antepasados pues sus actos, mejores o peores nos han traído hasta lo que somos ahora. Y somos lo que somos debido a nuestros antepasados, debemos sentir orgullo y agradecimiento por todo lo que hemos heredado de ellos. 

No estamos licitados para juzgar la Historia, ni para decidir si es buena o mala, ni somos quienes para privar a las generaciones venideras de la Historia que les precede. No estamos capacitados para ello, como se puede observar, lo que se modifica en un sentido, rompe el equilibrio y la paz. Es por ello que, con las últimas leyes de desmemoria, se está rompiendo el hilo fino del equilibrio, se proclaman leyes totalitarias empeñadas en borrar una parte de la Historia, de nuestra historia, de la de nuestros abuelos, que fueron capaces de enterrar las armas y vivir en paz… porque hemos vivido en paz.

Destruir las cruces no os hará mejores ni más fuertes, al contrario, evidencia la falta de argumentos y el ruin odio ciego que lleváis en el corazón. Prohibir las procesiones, desfiles y demás ritos cristianos, sólo ponen de manifiesto la debilidad ante la falta de creencias. Borrar las huellas de la historia es un acto cobarde de miedo, un acto guerracivilista, por parte de los que no dejan descansar a los muertos. Es una verdad como un templo.

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